domingo, 22 de marzo de 2009



El 23 de febrero de 1984 dos terroristas de los Comandos Autónomos Capitalistas asesinaban en su domicilio y delante de dos de sus hijos al senador socialista Enrique Casas. Tenía 40 años. Faltaban tres días para que se celebraran elecciones en el País Vasco. Aquellos Comandos eran conocidos como la escisión ácrata de ETA.
Eran años de plomo, de soledad para las víctimas y para los no nacionalistas, años de silencios y miedos.
Unas semanas antes de aquella fecha, ETA había asesinado al Teniente General Quintana Lacacci.
El Obispo de San Sebastián, José María Setién, se negó a ceder la Catedral de San Sebastián para celebrar en ella el funeral de Casas.
Conocí a Antonio Casas en el Senado y conocí a Bárbara Durkop, su viuda, con la que compartí amistad, conversaciones y trabajo en el Parlamento Europeo durante varios años, conservando hoy aquella amistad.
El asesino autor de los disparos mortales fue detenido poco después y condenado a 50 años de los que cumplió 17, saliendo de la cárcel en 2001.
Enrique Casas formó parte del núcleo de socialistas vascos, que con el liderazgo de Nicolás Redondo, Ramón Rubial…reconstituyó al P.S.O.E. en el País Vasco.
La Fundación Pablo Iglesias ha editado ahora un libro coordinado por José María Benegas dedicado al recuerdo de Casas. No conozco todavía este libro.

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