lunes, 23 de diciembre de 2013

FELICES DÍAS DE NAVIDAD
A quienes mantienen que algunos sueños son posibles.

A quienes se esfuerzan por llegar, no por ser los primeros.
A quienes les importan los afectos.
A quienes trabajan para convertir en realidad las utopías.
A quienes dudan ante las ofertas de verdades absolutas.
A quienes plantan un rosal y ven crecer las rosas.
A quienes no ocultan sus defectos.
A quienes preguntan lo que no saben.
A quienes piden ayuda en las dificultades.
A quienes ayudan en las dificultades ajenas.
A quienes son solidarios.
A quienes defienden la justicia.
A quienes un día lloran al recordar.
A quienes otro día ríen por otros recuerdos.
A quienes se sienten inseguros.
A quienes tienen miedos.
A quienes ven la vida con serenidad.
A quienes trabajan por la igualdad.
A quienes admiran a los mejores.
A quienes no les asusta la nostalgia.
A quienes quiero y recuerdo.

lunes, 16 de diciembre de 2013

MI PARTICULAR RECUERDO A NELSON MANDELA
En Rivonia, un suburbio de Johannesburgo, fue detenido Nelson Mandela en agosto de 1962, y junto con otros compañeros del Congreso Nacional Africano fue juzgado bajo graves acusaciones de sabotaje, ayuda a unidades militares de otros países, conspiración, intento de promover una revolución violenta. La sentencia se conoció el 12 de junio de 1964. Fue condenado a cadena perpetua. Tenía 45 años. El preso 46464 fue liberado el 11 de febrero de 1990. El 20 de mayo de 1964 pronuncio un famoso discurso ante el Tribunal Supremo de Pretoria que ahora he vuelto a leer: “He combatido la dominación blanca y he combatido la dominación negra. He acariciado el ideal de una sociedad democrática y libre en la que todos vivan en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir y espero ver realizado. Pero, si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir”.
Mandela falleció el 5 de este mes de febrero de 2013 a los 95 años. Fue elegido Presidente de Sudáfrica el 27 de abril de 1999 en los primeros comicios multirraciales celebrados en su país. En 1993 le fue concedido el Premio Nóbel de la Paz junto al Presidente Frederick de Klerk, con quien Mandela había negociado el fin del sistema institucionalizado de segregación racial.

martes, 3 de diciembre de 2013

De Noemí Sabugal (1979) he leído su novela “Al Acecho” con la que ha conseguido la XXI edición del Premio de Novela Felipe Trigo. El título alude al poemario de Miguel Hernández “El hombre acecha”.
La acción de “Al acecho” discurre en marzo de 1936, cuando Madrid es una ciudad convulsa tras la victoria en las elecciones del Frente Popular. En un callejón aparece una niña de catorce años estrangulada. No será la última niña que aparece muerta. Julián Fierro, inspector del cuerpo de Investigación y Vigilancia, un tipo nihilista, atormentado por la muerte de su padre y el desamor y que ahoga sus penas en el alcohol, se enfrentará a estos casos de asesinato en una ciudad donde los atentados son el preludio de un inminente golpe militar. “Al acecho” es una novela sobre el compromiso con los otros y la deserción egoísta, sobre el hombre al acecho del hombre. El inspector Julián Fierro, de vuelta de todo, apolítico, que percibe cómo entre unos y otros van a terminar poniendo patas arriba a España, intentará dar caza al asesino. Su olfato policíaco no le dejará descansar hasta que encuentre al autor de esos horribles crímenes. La mayor parte de la novela se centra en reflejar la vida social y política de Madrid, en la antesala de la guerra civil española. La autora utiliza documentación histórica para hacernos partícipes del ambiente agitado y extraño que se vivió en ese periodo de tiempo.
Como dice la autora, “el protagonista Julián Fierro es un tipo muy perdido, que tiene muchos conflictos personales, muchas contradicciones. Es un descreído, una persona que no quiere implicarse en un momento complicado; no quiere comprometerse. No quiere comprometerse en su vida personal con Adela, la mujer con la que tiene una relación. Le cuesta comprometerse con su madre enferma porque es una carga de la que no puede escapar. Le gustaría no comprometerse con lo que está ocurriendo, porque el compromiso es duro y puede costarte la vida. En el caso de las niñas que él investiga, la parte de novela negra que tiene la historia, ahí sí que se compromete, pero intenta olvidar lo que ocurre en España”.
“Las niñas que mueren son un poco un símbolo de esa España que desaparece, las niñas pierden la oportunidad de tener una vida”.
En la novela, además de otros datos históricos, aparecen acontecimientos como la detención de José Antonio Primo de Rivera, el atentado en Castellana durante la celebración del quinto aniversario de la República, los asesinatos de Calvo Sotelo y del Teniente Castillo. La portada de novela también tiene su historia. La autora encontró una foto en el Archivo Rojo de Madrid, de autor desconocido, en la que se ve a dos niñas escondidas y mirando hacia el cielo, hacia un supuesto ataque aéreo. Dos niñas acechadas y tan asustadas como las que mueren en la novela.