viernes, 24 de julio de 2015

“El vendedor de tapices” de Mariano Fortuny (1838 -1874)

La Diputación de Barcelona lo envió a Marruecos para que dibujara la crónica de la guerra entre 1859 y 1860, pero prefirió acercarse a la vida cotidiana y se sintió atraído por la cultura árabe. Tenía 36 años cuando falleció.

jueves, 16 de julio de 2015

He leído “Madrid, 1939: La conjura del coronel Casado” de Ángel Bahamonde Magro
El 5 de marzo de 1939, el coronel Segismundo Casado lideró un golpe de Estado contra el gobierno de la República que presidía Juan Negrín. Encontró la oposición del partido comunista, que fue neutralizado para evitar la resistencia.
El autor analiza la sublevación militar contra el gobierno que presidía Negrín y las últimas semanas de la Guerra Civil a través del análisis del material que ofrecen un millar de sentencias judiciales de militares de las filas republicanas, leales a la República unos y desleales otros. Todos fueron sometidos a juicios sumarísimos por una jurisdicción de excepción creada al acabar la guerra.
El 23 de marzo de 1939, representantes del Consejo de Defensa enviados por el coronel Casado y del general Francisco Franco, se reunieron en el aeródromo burgalés de Gamonal, con el objeto de pactar las condiciones de rendición de la República. El coronel franquista Luis Gonzalo dejó claro que no se iba a negociar nada, sino a obedecer las órdenes procedentes del Cuartel General del Generalísimo que tenían un objetivo: la rendición incondicional del "ejército rojo". No habría paz para los republicanos. Tampoco una vez terminada la Guerra Civil.
El coronel Casado pecó de soberbia y deslealtad, por su deseo de imponer la razón militar sobre la civil. El golpe era el resultado de una estrategia conspirativa que se venía elaborando desde febrero de 1938, tras las derrota en Teruel, y pretendía terminar con la Guerra Civil con una paz honrosa para los vencidos. Franco, sus servicios secretos y la llamada quinta columna de Madrid, habían alimentado esta ilusión entre los militares de carrera que habían sido fieles a la República. Casado y un nutrido grupo de militares profesionales creyeron en un abrazo entre militares de uno y otro bando que pusiera fin a la Guerra Civil. Las esperanzas de Casado no tenían un fundamento real. Después de treinta y tres meses de guerra, ningún indicio "hacía razonable la idea de que Franco deseara la paz, y menos una paz honrosa que dejara un aliento de dignidad a su enemigo".
En la madrugada del 26 de marzo, Franco ordenó la última ofensiva de la guerra. Se envió a Casado un radiograma: "Ante la inminencia del movimiento de avance en varios puntos del frente, en algunos de ellos imposible de aplazar ya, compete a fuerzas en línea enemiga ante preparación artillería o aviación, saquen bandera blanca, aprovechando la breve pausa que se hará para enviar rehenes con igual bandera, objeto: entregarse utilizando instrucciones dadas para la entrega espontánea".
El 30 de marzo Segismundo Casado abandonaba España por el puerto de Gandía en una salida privilegiada avalada por el propio ejército franquista y la marina británica. No sucedió lo mismo con la multitud de población civil que se agolpaba en los puertos, que fue abandonada a su suerte por la comunidad internacional y sufrió la represión del régimen franquista. Había terminado la guerra pero no había llegado la paz. Hubo una trágica coincidencia: a Franco se le facilitaba liquidar la guerra ganando la última batalla, la toma de Madrid, y Casado se deshacía de un gobierno civil al que no respetaba. Ganar la guerra le dio crédito a Franco para mantenerse en el poder durante un largo tiempo. 

domingo, 12 de julio de 2015

PILAR CASTRO, actriz de teatro, cine y televisión, Ha trabajado duro para abrirse camino en la profesión y ser reconocida como una actriz muy eficaz en sus papeles.

miércoles, 8 de julio de 2015

ERNESTO CARDENAL (1925), fue uno de los símbolos de la revolución sandinista en Nicaragua, alejado desde 1994 del sandinismo que trata de representar Daniel Ortega y su grupo, humillado públicamente cuando el Papa Wojtyla visitó Nicaragua y Cardenal era miembro del legítimo gobierno de aquel país, un hombre honesto,  uno de los activos de la Teología de la Liberación y un poeta que merece la pena leer. Le tocó vivir la etapa siniestra de su país entre 1937 y 1979 cuando se turnaron en el poder Anastasio Somoza García, Luis Somoza Debayle y Anastasio Somoza Debayle. En 1979 con el triunfo de la revolución sandinista fue nombrado Ministro de Cultura y desempeñó el cargo durante nueve años. Su poesía es rica en recrear valores humanos, comprometida, y aunque haya poemas que responden a momentos y circunstancias concretas, los textos de Ernesto Cardenal mantienen el interés de algo que supera lo meramente formal.
Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido:
yo porque tú eras lo que yo más amaba
y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti
pero a ti no te amarán como te amaba yo.

                                      (De Epigramas, 1961)

domingo, 5 de julio de 2015

“Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia”. 1897

CAMILLE PISARRO (1830-1903). Impresionista.

miércoles, 1 de julio de 2015

En estos últimos días he tenido que viajar y he aprovechado para leer esta novela: “La mujer del diplomático” de Isabel San Sebastián.
Lucia trabaja en una editorial y sufre una crisis personal después del fallecimiento de su padre. Acaba de pasar una dolorosa ruptura sentimental, cuando un hombre aparece en su vida. Las dudas sobre su futuro la hacen sentir insegura. Tratando de encontrar algo a lo que aferrarse, visita el desván de la que fue la casa familiar y que ahora está vaciando porque nadie de la familia va a vivir en ella. Allí  descubre, en un baúl polvoriento y olvidado, el diario íntimo y secreto que su madre, María, esposa de un diplomático español en Estocolmo, escribió durante los días que siguieron a la crisis de los misiles de Cuba.
Dice la autora que “esta novela está inspirada en mi familia”.
Aquel  diario comienza en Estocolmo en octubre de 1962, durante la crisis de los misiles de Cuba. María había llegado a Suecia junto a su marido diplomático, después de recorrer diferentes países, acompañada de sus dos hijas pequeñas y dejando a sus dos hijos mayores en un internado en Madrid. En las páginas de aquel diario Lucía descubrirá a una madre que no tuvo ocasión de conocer: “la de la mujer indefensa ante la soledad, la amiga cómplice, la esposa atormentada por los celos”. Descubre a una madre muy diferente a la que ella creía conocer y a través de Lucía se experimenta el amor de una hija hacia esa madre que nunca conoció del todo y que gracias al diario desentraña su vida, sus celos, sus experiencias, sus miedos, sus vivencias.