martes, 31 de julio de 2018


PEPE LUIS VÁZQUEZ, EL DEL CARTUCHO DE PESCAO

                                               “La cabeza es fundamental para estar delante del
                                                             toro; al toro hay que poderle con la cabeza”.

Pepe Luis Vázquez, nació en Sevilla el 21 de diciembre de 1921 y falleció en Sevilla el 19 de mayo de 2013. Cuatro de sus hermanos tuvieron relación con el mundo taurino como banderilleros y Manolo fue un torero destacado haciendo el paseíllo en 300 tardes.
Pepe Luis tomó la alternativa en La Maestranza el 15 de agosto de 1940 con Gitanillo de Triana y Pepe Bienvenida  y se mantuvo como el gran torero de la postguerra después de la muerte de su amigo Manolete, hasta su retirada en 1953. Coincidió con Manolete en 120 tardes, de lo que se deduce que era un cartel atractivo en aquellos años. Manolete será el ídolo y Pepe Luis la expresión depurada del toreo clásico. Eran tiempos duros en los que España vivía una reconstrucción después del trauma colectivo de la guerra civil. Manolete admiró la capacidad para lidiar del sevillano y este reconoció que el de Córdoba sabía colocarse donde al toro no le quedaba otro remedio que embestir y su capacidad con el estoque.
El 19 de octubre de 1940 el General Franco montó un festejo taurino en honor a Heinrich Himmler, el Reichsführer de las SS de visita en España. Pepe Luis no quería torear en Madrid esos días porque tenía previsto confirmar la alternativa en mayo del año siguiente. Se mandó a la Guardia Civil que lo buscara y así lo hizo, con la orden de que el torero se presentara en el Ministerio de la Gobernación. Con aquella desagradable presencia confirmó la alternativa en Las Ventas, una corrida que se suspendió por la lluvia al morir el tercer toro.
Toreó varias veces en corridas a las que asistió Franco. Decía el maestro que “a aquel hombre no le interesaba la fiesta, ni la entendía. A los toreros no nos gustaba que Franco acudiera a la plaza, porque los organizadores se ponían demasiado nerviosos y había mucha tensión en el ambiente”.
El 25 de julio de 1943 toreaba en Santander con El Estudiante y Morenito de Talavera. En un quite, al caminar hacia atrás cayó de espaldas y el toro le corneó, produciéndole el desgarramiento de la mitad izquierda de la nariz, fractura del hueso frontal y destrozos en el saco lacrimal. Además de los facultativos de la plaza, le atendieron los doctores Díaz Caneja y Ruiz Zorrilla que asistían al festejo. Le tuvieron que operar sin anestesia. La cogida fue grave y la cicatriz tremenda. Antes de regresar a Sevilla permaneció unos días en el Sanatorio La Alfonsina. El torero del Barrio de San Bernardo volvió a los ruedos en la feria de septiembre en Palencia en ese mismo año.
Fue tratado por buenos oftalmólogos, pero en un proceso degenerativo perdió la vista de ese ojo izquierdo,  y unos años antes de su muerte terminó perdiendo la vista, algo que aceptó en silencio y rodeado del afecto de su familia.
¿Le hizo conservador aquella grave cornada de Santander? El propio maestro decía que no, pero quizá sí limitó su ambición para mandar en la fiesta, como había mandado Manolete.
Se retiró en 1953 y se casó un año después con Mercedes Silva, que nunca vio torear a su marido y tampoco a alguno de sus hijos.
No resistió la oferta de don Livinio Stuyck para que reapareciera en 1959 en las Ventas formando terna con Antonio Bienvenida y Julio Aparicio, saliendo a hombros los tres espadas. Aquel año toreó 19 tardes, entre ellas aquella en la que fue padrino en la confirmación de alternativa de Curro Romero. Se retiró definitivamente, aunque, según comentaba uno de sus hijos, siguió toreando en el campo prácticamente hasta 1991. Sus seis hijos varones han sido buenos aficionados y algunos de ellos intentaron ser toreros con no mucha fortuna. Tan solo el mayor, que se llamaba Pepe Luis igual que se padre, tomó la alternativa en 1981 en La Maestranza acompañándole en la terna su tío Manolo Vázquez y Curro Romero.
Su toreo tiene base en Joselito el Gallo y en Belmonte, a quien admiraba. Quienes le conocieron  hablan de él como un hombre reflexivo, honrado, educado y sencillo. Habló mucho y bien en los ruedos y poco fuera de ellos. Un torero artista, gran conocedor de la lidia y muy vinculado a La Maestranza de Sevilla donde toreó 52 tardes, saliendo 16 veces a hombros. Fue un torero de empaque, más allá de la popularidad de su cita con la muleta plegada, “el cartucho de pescao” al comenzar la faena. Se colocaba en el sitio adecuado, con la distancian precisa aprovechando las querencias. Se puede aprender la técnica, quizá la manera de colocarse, pero no se puede copiar ni aprender la personalidad. Su depurada técnica se basaba en el conocimiento de los toros.
Fue muy amigo de Eduardo Miura hasta que el ganadero falleció en 1996. Miura debutó como ganadero en Sevilla en la Feria de abril de 1941 y en el cartel figuraba Pepe Luis. Toreó 35 corridas de Miura, diez de ellas en Sevilla. Nunca rehuyó una divisa. También Manolete lidió toros de la mayoría de las ganaderías de aquellos años. Así había sucedido con Joselito El Gallo y con Belmonte y sucedió después con Antonio Ordoñez.
Socio del Betis, era un hombre culturalmente inquieto. En Madrid acudía a veces al café Lion d Òr. Le gustaba y admiraba a Antonio Machado; conoció en México a José Bergamín; fue amigo de Sebastián Miranda, José María de Cossío, Ignacio Zuloaga, Joaquín Rodrigo, Antonio Díaz Cañabate... Gerardo Diego le dedicó alguno de sus poemas.
Nota:
Una Peña de aficionados organizó unos debates sobre las diferentes escuelas taurinas. Me invitaron a participar en el debate sobre la escuela sevillana y me encargaron hablar de Pepe Luis Vázquez. Preparé una intervención que solo di por buena cuando mi tío Marcelino me dijo que era correcta. Este texto es el resumen de aquella intervención.

martes, 24 de julio de 2018


La frase del título “Mientras seamos jóvenes” forma parte del himno universitario “Gaudeamus Igitur”. (Alegrémonos pues, mientras seamos jóvenes. Tras la divertida juventud, tras la incómoda vejez, nos recibirá la tierra.)
Una nueva novela de José Luis Correa protagonizada por el detective privado Ricardo Blanco, un personaje peculiar y canario. Las Palmas de Gran Canaria  se han terminado por convertir en un personaje más de las novelas de Correa, de sus historias. Ricardo Blanco y el resto de personajes secundarios (el inspector Álvarez, Beatriz, la novia farmacéutica de Blanco, su fiel secretaria) han evolucionado y madurado con cada nueva novela. Le sigue acompañando la sombra de su abuelo Colacho, quien le dejó una huella indeleble y profunda.  
Esta última historia de Ricardo Blanco se inicia con el descubrimiento del cuerpo sin vida de una estudiante de doctorado  de nacionalidad italiana y la detención de su supuesto asesino, un profesor de la facultad de Veterinaria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Este profesor de patología animal, Jorge del Amo no cuenta con un pasado totalmente limpio, y desde prisión solicita la ayuda de Blanco para que encuentre al verdadero culpable de ese crimen. La petición de ayuda provoca en Ricardo Blanco una inicial curiosidad que le traerá infinidad de problemas. Su novia no entiende cómo puede defender a un hombre tan impresentable como del Amo con fama de arrogante, maltratador y mujeriego.
El crimen en la novela le sirve al escritor para reflexionar acerca de otros temas de actualidad como son las intrigas académicas, los conflictos generacionales, los malos tratos, la violencia, una violencia que no entiende de clases y sí de abusos indiscriminados al débil.
Una novela bien estructurada, con un lenguaje depurado y eficaz y, también, como buena novela negra, una novela social que realiza un repaso de los males que aquejan a nuestra sociedad con un final especialmente cuidado,

viernes, 20 de julio de 2018

Annet Mahendru es una actriz de origen afgano, a la que hemos visto en series como “Tyrant” o “The Americans”.  

sábado, 14 de julio de 2018


El 13 de diciembre de 2016, Juan Pablo Fusi leyó su discurso de ingreso en la Real Academia de la Historia, titulado Espacios de libertad. La cultura española y la recuperación de la democracia (1960-1990)”, que ha sido publicado con un título prácticamente idéntico: Espacios de libertad. La cultura española bajo el franquismo y la reinvención de la democracia (1960-1990)”. Un ensayo interesante de apenas 140 páginas con una extensa bibliografía.
La exaltación nacionalista, glorificación del espíritu y los valores militares, ferviente catolicismo, hispanidad y preferencia por formas y estilos clásicos y tradicionales fueron los principios que en un primer momento definieron la cultura franquista.
En los años de la posguerra, por lo general el arte público fue militante y conmemorativo, la literatura y el cine extremadamente ideologizados, mera propaganda, y la historiografía en los años cuarenta retóricamente nacionalista. La Iglesia monopolizó la educación, ejerció la censura moral de espectáculos y libros, y mantuvo prensa, editoriales y medios de comunicación propios. En ese contexto, el cambio cultural que fue produciéndose en España desde la década de 1960 fue un hecho histórico de importancia considerable. Protagonizada pronto por personalidades y obras de indudable interés, la cultura española supo conquistar, a pesar del franquismo, ámbitos propios de libertad. Todo ello supuso nuevas formas de entender y de explicar la realidad: nuevas formas también de repensar España. Con unas ciencias sociales interesadas en la democracia como sistema, la cultura española tuvo así función formativa en la reinvención, y por tanto en la recuperación, de la democracia en España.
De ello trata este texto de Juan Pablo Fusi con una muy buena documentación que se manifiesta en todas las páginas de un ensayo que es, también, un homenaje a intelectuales, pensadores y creadores que se mantuvieron a pesar del franquismo.
Hay referencias destacadas a Julián Marías, al que considera un pensador clave de la segunda mitad del siglo XX por su “honestidad y calidad intelectual” y de quien toma la idea de “España como preocupación” como hilo conductor de su discurso, y a José Luis López - Aranguren, del que desarrolla la tesis de “la democracia como moral”.
Como el propio autor afirma, el texto trata sobre la evolución cultural española entre los años 55 y 75 aproximadamente, de cómo fue recuperando espacios de libertad a pesar del franquismo. “A partir de los 50 surge un pensamiento nuevo, que no había existido antes del 36, a través de la ciencia económica, la sociología, la ciencia política y la renovación historiográfica que asociamos a Vicens Vives, y la democracia se convierte en el tema de reflexión de ese período”.
“Hubo un alejamiento del régimen por parte de un grupo de intelectuales de la revista Escorial entre los que estaban Dionisio Ridruejo, José Luis López Aranguren, Pedro Laín Entralgo, Antonio Tovar y Luis Felipe Vivanco. Todos ellos se orientaron en una dirección totalmente distinta, y en el caso de Ridruejo se produjo una verdadera ruptura con el régimen. Aranguren viró hacia la moral católica y Laín Entralgo hacia la idea de reconciliación de los españoles y a la relación médico-enfermo como explicación de la condición humana. Ya no profesaban el idealismo falangista de los primeros años del franquismo. La literatura y el cine de exaltación patriótica, que habían sido muy dominantes en la posguerra, se fueron disipando en los 50 con la recuperación de la generación del 98 y de figuras como Menéndez Pidal o Gregorio Marañón”.

martes, 10 de julio de 2018

ARANTXA PEREZ, cantante nacida en Galicia. Este año ha presentado su disco “Hay tanto camino por andar”.

jueves, 5 de julio de 2018


Charlotte le Bon, actriz franco-canadiense a la que he visto hace poco en la película “La promesa”, una historia situada en los años 20 del siglo pasado, durante los últimos días del Imperio Otomano. Quizá no sea una gran película, pero me parece una aproximación honesta al genocidio armenio, una realidad histórica que Turquía sigue negando.
Entre 1915 y 1923, el gobierno turco deportó y exterminó a la población armenia, en un número que se calcula entre entre un millón y medio y dos millones de personas.

lunes, 2 de julio de 2018


NURIA MENCÍA, Premio Max a la mejor actriz de teatro en la edición de 2017.