viernes, 19 de septiembre de 2025

Notas después de leer “LOS DE BILBAO NACEN DONDE QUIEREN” de MARÍA LARREA 

En junio de 1943 una prostituta de Bilbao deja al cuidado de unos jesuitas a su hijo recién nacido. Poco tiempo después, en Galicia, una mujer da a luz a una niña y la abandona en un convento. Con este punto de partida, Larrea recorre hacia atrás una complicada historia familiar que la lleva a Bilbao, la ciudad donde se encuentran las claves de sus orígenes. Una historia sobre adopciones ilegales con el trasfondo de los últimos coletazos del franquismo.

«Nadie se acuerda del momento en que nació». Con esta afirmación se inicia la novela de María Larrea bilbaína nacida en 1979 y residente en Francia, y es que como la propia narradora explica: «es imposible, las estructuras cerebrales que permiten fabricar los recuerdos son inmaduras en los bebés». De esta forma, se nos señala un hecho que está estrechamente relacionado con el argumento del libro: las adopciones ilegales producidas durante el franquismo y la consecuente creación de falsas identidades en muchas personas.

Estamos ante una autobiografía familiar que transcurre entre la posguerra española y el París del siglo XXI, en el que la búsqueda y construcción de la identidad personal y familiar ocupa el lugar central. 

Una tirada al tarot cambia por completo su vida. María Larrea descubre así que fue adoptada y emprende una búsqueda incansable en busca de la verdad.

Larrea nos muestra también una España de posguerra y dictadura sumida en la penuria, la desigualdad, con una educación religiosa grabada a fuego que marcó la vida de tantos españoles y españolas.

La maternidad y los vínculos maternofiliales serán igualmente eje central de una novela que arranca con un parto, una escena que se muestra en toda su crudeza y que estremece por la frialdad de los personajes que participan en dicho nacimiento.

La violencia contra la mujer, los claroscuros de la Iglesia Católica y la precariedad laboral son otros temas del texto.

Una buena novela de corte autobiográfico con un entramado narrativo inicial en el que los lectores iremos encajando las piezas de diferentes personajes en distintos lugares y años.

No es solo la historia de María Larrea sino también, y especialmente, la de Victoria y Julián. Vidas marcadas por unas condiciones terribles en la infancia, por abandonos, violencias, exilios, soledades, estrecheces, revelaciones, dudas, etc. aunque siempre con un punto de esperanza y ternura entre todo ese sufrimiento.

La historia es potente y el libro tiene un valor literario importante, mezclando retratos de la España real con intimidades, drama, humor, ternura. Una novela basada en hechos reales.

Dice la autora: “Yo no soy un bebé robado del franquismo porque nací en el 79, pero es verdad que es consecuencia de todo aquello. He escrito la novela para contestar a esa pregunta, entender por qué tres huérfanos de una misma nación, que es España, iban a formar una familia en los años 80 en Francia. Todo esto habla de exilio, de inmigración, de miseria… de esa España del siglo XX que ha creado tantos huérfanos, porque había una miseria moral, económica y mucho sufrimiento, ya que salían de una guerra civil. Yo era ya la cola de la cometa, el final de esa historia, ya no se podían seguir haciendo esas cosas en este país. Pero, ¿Cómo me ha impactado? Me ha hecho sentir todavía más española, que era algo que yo buscaba cuando estaba en Francia, sentía que había un problema de identidad porque yo había nacido en España. El problema identitario ya lo tenía, aunque todavía no sabía lo de la adopción. Era hija de inmigrantes y no tengo la nacionalidad francesa, pero he crecido en París, en un medio burgués, soy hija de obreros, pobre donde los ricos, española donde los franceses, bilbaína en París, todo tenía doble cara. Este descubrimiento me ha hecho sentir más española, y también he sentido que mi soledad la compartía con otras soledades, el escritor comparte su soledad con otras soledades, las de los lectores”.

 

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