Notas después de
leer “LOS DE BILBAO NACEN DONDE QUIEREN” de MARÍA LARREA
En junio de 1943
una prostituta de Bilbao deja al cuidado de unos jesuitas a su hijo recién
nacido. Poco tiempo después, en Galicia, una mujer da a luz a una niña y la
abandona en un convento. Con este punto de partida, Larrea recorre hacia atrás
una complicada historia familiar que la lleva a Bilbao, la ciudad donde se
encuentran las claves de sus orígenes. Una historia sobre adopciones ilegales
con el trasfondo de los últimos coletazos del franquismo.
«Nadie se acuerda
del momento en que nació». Con esta afirmación se inicia la novela de María
Larrea bilbaína nacida en 1979 y residente en Francia, y es que como la propia
narradora explica: «es imposible, las estructuras cerebrales que permiten
fabricar los recuerdos son inmaduras en los bebés». De esta forma, se nos
señala un hecho que está estrechamente relacionado con el argumento del libro:
las adopciones ilegales producidas durante el franquismo y la consecuente
creación de falsas identidades en muchas personas.
Estamos ante una
autobiografía familiar que transcurre entre la posguerra española y el París
del siglo XXI, en el que la búsqueda y construcción de la identidad personal y
familiar ocupa el lugar central.
Una tirada al
tarot cambia por completo su vida. María Larrea descubre así que fue adoptada y
emprende una búsqueda incansable en busca de la verdad.
Larrea nos muestra
también una España de posguerra y dictadura sumida en la penuria, la
desigualdad, con una educación religiosa grabada a fuego que marcó la vida de
tantos españoles y españolas.
La maternidad y
los vínculos maternofiliales serán igualmente eje central de una novela que
arranca con un parto, una escena que se muestra en toda su crudeza y que
estremece por la frialdad de los personajes que participan en dicho nacimiento.
La violencia
contra la mujer, los claroscuros de la Iglesia Católica y la precariedad
laboral son otros temas del texto.
Una buena novela
de corte autobiográfico con un entramado narrativo inicial en el que los
lectores iremos encajando las piezas de diferentes personajes en distintos
lugares y años.
No es solo la
historia de María Larrea sino también, y especialmente, la de Victoria y
Julián. Vidas marcadas por unas condiciones terribles en la infancia, por
abandonos, violencias, exilios, soledades, estrecheces, revelaciones, dudas,
etc. aunque siempre con un punto de esperanza y ternura entre todo ese
sufrimiento.
La historia es
potente y el libro tiene un valor literario importante, mezclando retratos de
la España real con intimidades,
drama, humor, ternura. Una novela basada en hechos reales.
Dice la autora: “Yo
no soy un bebé robado del franquismo porque nací en el 79, pero es verdad que
es consecuencia de todo aquello. He escrito la novela para contestar a esa
pregunta, entender por qué tres huérfanos de una misma nación, que es España,
iban a formar una familia en los años 80 en Francia. Todo esto habla de exilio,
de inmigración, de miseria… de esa España del siglo XX que ha creado tantos
huérfanos, porque había una miseria moral, económica y mucho sufrimiento, ya
que salían de una guerra civil. Yo era ya la cola de la cometa, el final de esa
historia, ya no se podían seguir haciendo esas cosas en este país. Pero, ¿Cómo
me ha impactado? Me ha hecho sentir todavía más española, que era algo que yo
buscaba cuando estaba en Francia, sentía que había un problema de identidad
porque yo había nacido en España. El problema identitario ya lo tenía, aunque
todavía no sabía lo de la adopción. Era hija de inmigrantes y no tengo la
nacionalidad francesa, pero he crecido en París, en un medio burgués, soy hija
de obreros, pobre donde los ricos, española donde los franceses, bilbaína en
París, todo tenía doble cara. Este descubrimiento me ha hecho sentir más
española, y también he sentido que mi soledad la compartía con otras soledades,
el escritor comparte su soledad con otras soledades, las de los lectores”.
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