El 25 de abril de 1990 VIOLETA BARRIOS DE
CHAMORRO asumía la Presidencia de Nicaragua, un país que aun debía superar las
consecuencias de una guerra y la división entre sandinistas y oposición.
Gobernó entre 1990 y 1997.
Escribí estas notas cuando falleció en el
exilio en Costa Rica el 14 de junio de 2025. Fue la esposa de Pedro Joaquín
Chamorro asesinado en 1978 por la dictadura de Somoza. Formaba parte de una de
las familias más influyentes de Nicaragua. Ella y sus hijos Cristiana, Pedro
Joaquín y Carlos Fernando, han sufrido la despiadada represión de Daniel Ortega
y su esposa Rosario Murillo, quienes con una terrible deriva dictatorial han
llevado a Nicaragua al desastre, aniquilando cualquier voz crítica.
En 1979 formó parte de la Junta de
Gobierno de Reconstrucción Nacional, que se formó después del triunfo
sandinista y la derrota de régimen somocista.
En 1980 abandonó la Junta y en 1989 se
formó la UNO (Unión Nacional Opositora) integrada por 14 organizaciones
políticas. Encabezando ella la candidatura de la UNO ganó las elecciones en
febrero de 1990.
Conocí a Doña Violeta siendo presidenta.
Recuerdo que la reunión con ella fue muy agradable. También me reuní con
Antonio Lacayo, cerebro gris del gobierno que estaba casado con Cristiana, hija
de Doña Violeta. Guardo recuerdos muy especiales de mis viajes a Nicaragua.
He leído “Sueños del corazón”, memorias de
Doña Violeta publicadas en 1997 y “La difícil transición nicaragüense” de
Antonio Lacayo publicado en 2005.
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