martes, 10 de octubre de 2023


 Notas después de leer “EL MONARCA DE LAS SOMBRAS” de JAVIER CERCAS.

Cercas cuenta la historia a los lectores, pero también a su madre Blanca Mena que había admirado al protagonista del que era sobrina; a los vecinos de su pueblo; al cineasta y escritor David Trueba; a su abuelo Paco Cercas.

El autor escribe sobre un tema incómodo para él, puesto que está dedicado a su tío abuelo, Manuel Mena, un héroe de la causa franquista, que murió en la batalla del Ebro.

Según nos cuenta el propio Cercas, Juan Mena, padre de Manuel, propietario de tierras y ganado, era el cacique del pueblo. Su abuelo Francisco Cercas había sido concejal durante el Bienio Negro y fue destituido en febrero del 36. Su abuelo Francisco Cercas, presidente de la Sociedad de Agricultores, fue presidente de la gestora el 20 de julio del 36, jefe local de Falange y alcalde de Ibahernando entre 1937 y 1939. «En fecha imprecisa, aunque supongo que sería en los meses del Frente Popular, ambos fueron detenidos y pasaron por la cárcel «acusados de almacenar armas en una finca».

Quizá esta novela —escribe Cercas— es el verdadero final de la trama de Soldados de Salamina: un recuerdo que revive y se va configurando como fábula moral. El monarca de las sombras es un tío abuelo del autor: un joven falangista de 19 años, Manuel Mena, que murió en la batalla del Ebro, el 21 septiembre de 1938, cuando era alférez provisional de un tabor de Tiradores de Ifni, unidad de asalto en la que sirvió y recibió cinco heridas, lo que le convirtió en el héroe de su familia.

Se entrelazan dos historias: la investigación buscando los recuerdos del muerto y la reflexión sobre nuestra relación con el pasado y la crónica de su actuación en la guerra hasta su muerte. Esa relación minuciosa y conmovida de lugares y batallas, idas y vueltas al pueblo en los contados permisos, ha encontrado una prosa narrativa ágil que se lee con interés. La novela tiene sus mejores momentos en los encuentros con los relatores del pasado y en la reconstrucción de la intrahistoria moral del pueblo de Ibahernando. Al final del libro Cercas viaja a Bot, un pueblo cercano a los lugares de la batalla del Ebro, donde estuvo el hospital de campaña que vio los últimos momentos de Manuel Mena. Un vecino del lugar lo sabe todo, e incluso vive todavía una mujer que cuando era adolescente trabajó como auxiliar de las enfermeras. Estamos algo más cerca de la verdad, al conocer los documentos que custodia Manolo Amarilla en Ibahernando, o al entrevistar al anciano “El Pelaor”, hijo de un hombre fusilado por los nacionales.

Manuel Mena quizá llegó a intuir que “era un soldado perdido en una guerra ajena”, porque fue uno más de aquella burguesía rural que debió haber sido republicana, porque aquel régimen era el suyo, pero a él, como a otros, les escandalizó el sectarismo sobrevenido, fueron a una guerra que creyeron obligada, envejecieron en el combate y luego volvieron a su mutismo histórico de antes. ¿Qué llevó a Manuel Mena a combatir como voluntario con el ejército franquista, defendiendo en el bando equivocado una causa que no era justa ni era la suya? ¿Qué llevó en 1936 a miles de jóvenes a creer en el sueño fascista y entregar su vida a cambio de nada?

Una muy buena novela, muy bien escrita y muy interesante con dos historias entrelazadas: la de la investigación en busca de recuerdos del fallecido y la reflexión sobre nuestra relación con el pasado y la crónica de su actuación hasta su muerte.

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