lunes, 30 de enero de 2023


 Nota después de leer “LA NOCHE EN QUE SE ODIARON DOS COLORES” de JOSE LUIS CORREA

Cuando el detective Ricardo Blanco recibe la visita de Niágara Caballero denunciando el secuestro de su padre, un fotógrafo retirado, el detective está lejos de imaginar las implicaciones que esa desaparición lleva consigo. Comenzará una lucha tenaz por encontrar con vida a Humberto Caballero y mantener el ánimo de su hija. Lo que parece una simple búsqueda deriva en una maraña de complots y desencuentros que desemboca en una guerra entre colombianos y libios y conoceremos una conjura que pretende cometer un acto terrorista que podría tener fatales consecuencias en la Noche de Finados, la fecha en que Las Palmas de Gran Canaria, la ciudad protagonista de las novelas de José Luis Correa, podría quedar arrasada.

El autor vuelve a dar entidad al personaje, al detective, un hombre con sus grandezas, pero también pequeñas miserias que ama la ciudad en la que desempeña su trabajo como investigador privado: Las Palmas de Gran Canaria.

El autor creo al personaje en 2002 en la novela “Quince días de noviembre” y ese personaje que anda ahora por los 60 años, ha ido aculando experiencias con el transcurso de los años y con él, también los personajes secundarios: su amigo el policía Gervasio Álvarez se acaba de jubilar y se convierte en socio y colaborador de Ricardo Blanco.

He leído todas las novelas anteriores de José Luis Correa con el mismo protagonista y me sigue gustando leerle.

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