sábado, 22 de febrero de 2020


Ligero de equipaje

A partir de ahora, los escritos de Antonio Machado están libres de derechos de autor al haberse cumplido 80 años desde su muerte en Colliure.
En enero de 1939 los bombardeos sobre Barcelona se hacen más intensos y frecuentes y en “Torre Castañer” el poeta recibe la visita del Decano de Letras de la Universidad de Barcelona, que le comunica la necesidad de emprender el que sería su último viaje. A medianoche del 22 de enero llega un coche enviado por el Dr. Puche Álvarez, al que se suben Antonio, su madre Ana Ruiz, su hermano José y su mujer Ana Monedero. Las tres hijas de José y Matea (Eulalia, María y Carmen) son evacuadas a Francia y después a Rusia. Volverán a encontrarse con sus padres nueve años después en Chile. Antonio Machado compartió el destierro con aquel medio millón de españoles que cruzaron los Pirineos en el invierno de 1939.
A medio kilómetro de la frontera deben continuar andando. Su hermano José escribió: “Al pensar ya solo en salvar a las personas, tuvimos que dejar en el coche, ya para siempre, los equipajes en los que iban los libros y los últimos papeles del poeta”. Aquel 27 de enero de 1939 se pierde la maleta de Antonio Machado que nunca se ha recuperado.
En una habitación del Hotel Bougnol – Quintana, pasó los últimos días Antonio Machado. La Asociación Francesa de Escritores le hace llegar, a través de Bergamín, una propuesta de alojamiento se supone que en París. El 9 de febrero, Antonio dicta a su hermano la respuesta declinando la invitación.
Para revivir los últimos días de Antonio Machado, hay que recordar los testimonios del filósofo Joaquín Xirau: Sólo sabemos que se nos fue por una senda clara” y “Últimas soledades del poeta Antonio Machado”, anotaciones de su hermano José escritas en Chile en 1940: “Antonio fue en todo momento un hombre esencialmente bueno y humano”.
Cuando el 22 de febrero de 1939 fallece, Antonio Machado tenía 63 años. Su madre muere el 25 de ese mismo mes. “Solo la tierra en que se muere es nuestra”. Horas antes de morir llegaba una carta de la Universidad de Cambridge ofreciéndole un puesto de lector de español.
Su hermano José Machado encontró en el bolsillo de su gabán, un arrugado trozo de papel donde el poeta escribió su último verso: “Estos días azules y este sol de la infancia”.
(Publicado 06.02.20 en El Diario Montañés)

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