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Siempre buscó un estilo propio y se esforzó hasta la extenuación en esa búsqueda de su originalidad: cuadros con líneas, figuras, sucesivas capas de pintura…entre la abstracción y la figuración.
Alcanza la plenitud a finales de los cuarenta. Trabajaba en una fábrica como obrero y de vez en cuando desaparecía durante semanas con borracheras que en alguna ocasión le llevaron al hospital o a deambular por la calle.
Cuando tenía 70 años vivió un amor intenso y una fiebre no menos intensa de productividad en su obra pictórica.
2 comentarios:
Curioso, amor tardío y productivo a la vez. Está visto que nunca es tarde para enamorarse.
No lo conocía, gracias por presentármelo.
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