En la foto: JOSELITO Y BELMONTE
Con motivo de la Feria Taurina que se celebra en Santander durante las Fiestas de Santiago, se edita desde hace tiempo una revista, “Toros”, para la que desde algunos años me piden una colaboración.
En estos tiempos en los que lo taurino ha estado tan activo, traigo hoy aquí la colaboración de este año 2010.
BELMONTE MARCÓ LOS TERRENOS
Aunque solo uno de ellos le llegó a ver torear, si sonaba el nombre de Juan Belmonte en las tertulias a las que acudía mi tío Marcelino y a las que yo asistía a veces, a todos les brillaba la mirada. Cuando me introdujo en la afición, me aconsejó que leyera “Juan Belmonte, matador de toros; su vida y sus hazañas”, del periodista republicano Manuel Chaves Nogales, publicada en 1935 después de aparecer por entregas en la “Estampa”.
- Belmonte fue un autodidacta y todo lo aprendió en la vida y en los libros, escuchando y leyendo, me dijo una tarde mi tío.
- Amigo de escritores, pintores y escultores como Pérez de Ayala, Vázquez Díaz, Romero de Torres, Sebastián Miranda o Julio Antonio, fue Valle Inclán quien le dijo que era un torero sublime y que solo le faltaba morir en la plaza.
- Sí,- me contestó mi tío Marcelino - y ya sabes lo que le respondió Belmonte: “se hará lo que se pueda, don Ramón”. Cuando supo que Joselito, su amigo y rival en la plaza, había muerto en Talavera, dijo algo así como “ya te me has adelantado”. Para aquellos intelectuales supuso algo parecido a lo que representó Ignacio Sánchez Mejías para los escritores del 27.
Belmonte fue el primer gran torero moderno. Tuvo dinero, fama y cuentan que se llevó a la cama a las mujeres que le apetecieron. Él obligó al toro a ir por donde no quería. Si hasta entonces quien mandaba en el ruedo era el toro, con Belmonte quien marcaba los terrenos era el torero.
- Belmonte - me decía mi tío Marcelino - aportó las ideas del toreo moderno: parar y dominar; llevar al toro ceñido y toreado; no enmendarse. Si se le veía temerario, en realidad era su forma de torear, consecuencia de dominar y conocer las querencias del toro después de muchas noches de capeas en el campo.
- Debía trasmitir riesgo, porque ya sabes lo que dijo Rafael Guerra: “Darse prisa a verlo torear, porque el que no lo vea pronto no lo ve”.
Joselito y Belmonte torearon juntos muchas tardes y siendo rivales en el ruedo y para el público, consolidaron una sincera amistad. Belmonte toreó 90 corridas en 1915 y Joselito lo acompañó en 68. Si Joselito manifestaba la elegancia, el poderío y la fuerza de su juventud, Belmonte aportaba el drama, el riesgo y el conocimiento de los terrenos. Los dos trataban de llevar al público la emoción que sentían toreando.
- El 15 de mayo de 1920 torearon juntos en Madrid - recordaba mi tío Marcelino - y el público les insultaba llamándoles ladrones y estafadores. Aquella tarde decidieron no volver a Madrid hasta que pasara un tiempo.
- En el libro que me recomendaste, Chaves Nogales cuenta que al día siguiente Joselito toreó su última tarde en Talavera. Belmonte no toreó en Madrid porque se suspendió la corrida. Lo hizo un día después para cumplir con lo firmado, sabiendo que a esa hora trasladaban el cadáver de su amigo a Sevilla. En septiembre dio por terminada la temporada. Muerto Joselito en la tragedia de Talavera, Belmonte quedó como el más importante del escalafón taurino.
- “El pasmo de Triana” lo tuvo todo y sin embargo, - me comentaba mi tío Marcelino -, el 8 de abril de 1962 se pegó un tiro en su finca después de pasear a caballo y acosar a unas becerras. Tenía miedo a envejecer, a la decadencia física. De alguna manera se lo había anunciado a sus amigos, cuando les dijo que se iría de este mundo si no podía usar las dos garrochas, la de arrear y acosar a los toros porque ya no pudiera subirse a un caballo y la otra, la de enrabietar de placer a las mujeres.
- ¿Quién sabe por qué alguien se cansa de vivir?
En estos tiempos en los que lo taurino ha estado tan activo, traigo hoy aquí la colaboración de este año 2010.
BELMONTE MARCÓ LOS TERRENOS
Aunque solo uno de ellos le llegó a ver torear, si sonaba el nombre de Juan Belmonte en las tertulias a las que acudía mi tío Marcelino y a las que yo asistía a veces, a todos les brillaba la mirada. Cuando me introdujo en la afición, me aconsejó que leyera “Juan Belmonte, matador de toros; su vida y sus hazañas”, del periodista republicano Manuel Chaves Nogales, publicada en 1935 después de aparecer por entregas en la “Estampa”.
- Belmonte fue un autodidacta y todo lo aprendió en la vida y en los libros, escuchando y leyendo, me dijo una tarde mi tío.
- Amigo de escritores, pintores y escultores como Pérez de Ayala, Vázquez Díaz, Romero de Torres, Sebastián Miranda o Julio Antonio, fue Valle Inclán quien le dijo que era un torero sublime y que solo le faltaba morir en la plaza.
- Sí,- me contestó mi tío Marcelino - y ya sabes lo que le respondió Belmonte: “se hará lo que se pueda, don Ramón”. Cuando supo que Joselito, su amigo y rival en la plaza, había muerto en Talavera, dijo algo así como “ya te me has adelantado”. Para aquellos intelectuales supuso algo parecido a lo que representó Ignacio Sánchez Mejías para los escritores del 27.
Belmonte fue el primer gran torero moderno. Tuvo dinero, fama y cuentan que se llevó a la cama a las mujeres que le apetecieron. Él obligó al toro a ir por donde no quería. Si hasta entonces quien mandaba en el ruedo era el toro, con Belmonte quien marcaba los terrenos era el torero.
- Belmonte - me decía mi tío Marcelino - aportó las ideas del toreo moderno: parar y dominar; llevar al toro ceñido y toreado; no enmendarse. Si se le veía temerario, en realidad era su forma de torear, consecuencia de dominar y conocer las querencias del toro después de muchas noches de capeas en el campo.
- Debía trasmitir riesgo, porque ya sabes lo que dijo Rafael Guerra: “Darse prisa a verlo torear, porque el que no lo vea pronto no lo ve”.
Joselito y Belmonte torearon juntos muchas tardes y siendo rivales en el ruedo y para el público, consolidaron una sincera amistad. Belmonte toreó 90 corridas en 1915 y Joselito lo acompañó en 68. Si Joselito manifestaba la elegancia, el poderío y la fuerza de su juventud, Belmonte aportaba el drama, el riesgo y el conocimiento de los terrenos. Los dos trataban de llevar al público la emoción que sentían toreando.
- El 15 de mayo de 1920 torearon juntos en Madrid - recordaba mi tío Marcelino - y el público les insultaba llamándoles ladrones y estafadores. Aquella tarde decidieron no volver a Madrid hasta que pasara un tiempo.
- En el libro que me recomendaste, Chaves Nogales cuenta que al día siguiente Joselito toreó su última tarde en Talavera. Belmonte no toreó en Madrid porque se suspendió la corrida. Lo hizo un día después para cumplir con lo firmado, sabiendo que a esa hora trasladaban el cadáver de su amigo a Sevilla. En septiembre dio por terminada la temporada. Muerto Joselito en la tragedia de Talavera, Belmonte quedó como el más importante del escalafón taurino.
- “El pasmo de Triana” lo tuvo todo y sin embargo, - me comentaba mi tío Marcelino -, el 8 de abril de 1962 se pegó un tiro en su finca después de pasear a caballo y acosar a unas becerras. Tenía miedo a envejecer, a la decadencia física. De alguna manera se lo había anunciado a sus amigos, cuando les dijo que se iría de este mundo si no podía usar las dos garrochas, la de arrear y acosar a los toros porque ya no pudiera subirse a un caballo y la otra, la de enrabietar de placer a las mujeres.
- ¿Quién sabe por qué alguien se cansa de vivir?
3 comentarios:
Se acabaron las vacaciones!
Pude reprender mi hábito de lectura y me llevé 2 libros. En honor a Escéptico me llevé El hijo de la ira, de Jim Thomson, novela negra de primer nivel. Muy divertida e interesante hasta la última página.
En honor a Alberto, que sabe tanto de Grecia, me llevé Las bodas de Cadmo y Harmonía, todavía no lo he terminado per me falta poco. Es un repaso por la mitología griega escrito por Roberto Calasso, es sencillamente impresionante por su apabullante cultura. No es literatura stricto senso, pero está bien escrito, pese a que no es fácil, y tampoco es un libro de história pero es histórico, porqué como muy bien dice en el prefacio:
Estas historias jamás ocurrieron pero siempre son.
Y ahora sobre los toros (no podía dejar de embestir, ya sabes como soy Escéptico).
Tengo para mí la íntima convicción que todo en la vida es holográfico. Esto quiere decir que, con la correcta actitud, en todo lo que hagamos u observemos encontraremos algo trascendente y esencial de y para nuestra existencia. En los toros por supuesto también. Y en las enfermedades o en los duelos con pistola, de los que también podemos extraer grandes lecciones.
Y en cambio luchamos contra las enfermedades y prohibimos los duelos con pistola. Gran tradición por cierto, con mucha literatura asociada, mucho arte y mucha elegancia.
Qué hay de más noble y civilizado que un par de hombres, al tener una disputa, con toda la calma del mundo designen a sus padrinos, escojan armas, se citen en un lugar solitario y se descerrajen un par de tiros a ver quién queda vivo?
Sin papeles, sin excesivos costes para la judicatura, sin demoras y con un mínimo derramamiento de sangre. Justicia para el que tenga puntería y menos mandangas. Qué bonito no? Lucha por igual, gana el mejor. Y no hay apelaciones al tribunal constitucional.
Con el toreo, me dicen, celebramos que el hombre manda sobre los animales. (Vaya que sorpresa!!)
Que el torero tiene cojones que sabe superar sus miedos, (eso es no saber nada de lo profundo que puede situarse el miedo dentro de nosotros mismos, tú mismo lo dices al narrar como ese gran torero se suicidó porqué no se le levantaba, pues vaya un valiente de pacotilla!! Me río de su acto de cobardía. En mis esquemas, ese tipo en su siguiente vida sufrirá de disfunción eréctil!!
Hasta que aprenda que para que se te levante no hace falta matar a nadie ni a nada.
Así mismo me dicen que con los toros celebramos un apogeo estético, (discutible), un instante que por definición es irrepetible y por arriesgado memorable..., si, eso ya me lo sé! Todos los actos arriesgados son memorables, pero mantengámoslo en una justa medida temporal. El toreo es anacrónico. Como Zeus, como el Minotauro, como Artemis o Atenea.
Leámos literatura sobre los antiguos toreros, (bien!) como leemos sobre mitos y tradiciones de hace miles de años y nos hemos olvidados de los sacrificios de vírgenes para aplacar a no sé qué dioses.
He leído que Pere Gimferrer, el poeta catalán al que no lee ni su família íntima, ha dicho que la prohibicion del toreo en Cataluña es la agresión cultural más grave de la história de España (?!?)
Pero es que nos hemos vuelto locos??!!
Este tipo sí que es una agresión cultural con el peinado y las gafas que gasta!!
Inventemos nuevos actos arriesgados. Demostremos la grandeza del ser humano si de eso se trata.
Antes lanzábamos expediciones al Polo Norte, ahora navegamos en solitario alrededor del mundo o subimos al Everest. Yo que sé.
Antes matábamos cristianos lanzándolos a los leones, ahora disfrutamos del fútbol, y llegará el día que incluso el fútbol estará situado en su lugar. No nos cerremos a avanzar.
Ya cuesta suficiente.
Buena crítica,sobre el museo de prehistoria ,la que haces hoy en el DM.
Felices vacaciones,Escéptico,descansa y disfruta y a la vuelta a ver qué nos cuentas!!
Y a ti, Sotogrande,bienvenido!
Muy bueno Sotogrande. Me gusta tu crítica desde el distanciamiento y la racionalidad.
No te metas con Gimferrer, con independencia de sus gafas y su peinado.
Ya sabes que mi afición a la novela negra es fundamentalmente la escrita por autores españoles, pero Jim Thomson es de los clásicos.
Adelaida: me alegro que te haya gustado el comentario que hoy publico en la prensa local. Me voy unos días de vacaciones, pero antes dejaré una nueva entrana en este Diario, que también es vuestro.
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