Notas después de leer “NO DIGAS NADA novela de JON ARRETXE.
El supervisor de
las cámaras de control de la llamada Pequeña África, la barriada de San
Francisco en Bilbao, repasa las imágenes del último mes; no hay rastro de
Touré, se ha esfumado. Aunque sus amigos tampoco conocen su paradero, saben que
se ha largado harto de humillaciones y de ser utilizado por la policía. En Bilbao se
quedan sus amigos del barrio: Osmán, el maliense con quien compartía piso,
Xihab, el camarero del Berebar, y Cristina amiga española y amante.
El burkinés ha
decidido desaparecer para refugiarse en un pueblo perdido del Pirineo navarro,
donde le espera Adama, antiguo compañero de fatigas desde que ambos fueran los
únicos supervivientes de la travesía en patera: “aquella fatídica travesía
por el Mediterráneo, aquella noche decisiva en la que íbamos treinta y un
africanos dentro de una patera”. Con un oficio más que añadir a su
variopinto curriculum, ahora Touré se dedica a cuidar ovejas, y lo único que
desea es una vida tranquila, pero su destino le persigue. Se verá envuelto en
una serie de vicisitudes estrambóticas, y estará a punto de perder la vida
intentando resolver un caso en el que nunca se hubiera querido involucrar y,
además, no puede resolver las dificultades a las que se enfrenta como
inmigrante sin papeles.
Jon Arretxe nos
ofrece un texto sobrio, no exento de ingenio y humor, con un estilo directo y
sin rodeos.
Jon Arretxe es el
creador de una serie protagonizada por este atípico detective-vidente de nombre Touré, un inmigrante burkinés sin
papeles llegado a España en patera, cuyo objetivo es sobrevivir. “No
digas nada” es el sexto título de la saga.
Los pocos habitantes que viven en Orbe, el pueblo
ficticio del Pirineo Navarro donde se ha refugiado Touré, no mantienen entre ellos una buena relación y
la policía no es bien recibida cuando tienen que personarse para
resolver algún caso. La única autoridad
que interviene en los litigios que tienen lugar entre los vecinos de este
pueblo es el alguacil, Isaac.
Esa mala relación que mantienen entre si los pocos vecinos de esta
pequeña población, origina una atmósfera
asfixiante en el ambiente y el lector dudará en adivinar quién fue el
causante del asesinato de un burro degollado con una motosierra.
Tomás, el dueño del burro asesinado, le encarga a Touré investigar quién
es el culpable del crimen. Y lo que en un principio parecía una investigación
tranquila y sin sobresaltos se volverá compleja, hasta el punto de que el
interés por todo lo que sucede en
torno a esta investigación que realiza Touré va de menos a más
El lector se encontrará con escenas propias de novela negra en los
últimos capítulos de la trama, y que tienen lugar en un establecimiento de
dudosa reputación, del que es cliente habitual el párroco de la
localidad.
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