miércoles, 22 de mayo de 2024

Notas después de leer “AZUCRE” novela de BIBIANA CANDIA BECERRA

La novela nos sitúa en Galicia en 1853, con un invierno lluvioso que ha destrozado las cosechas y con una epidemia de cólera que hace estragos entre la población.

Orestes Veiga, el Tísico, el Rañeta y Trasdelrío, el Comido, Tomás el de Coruña y muchos otros jóvenes que anhelan un futuro mejor para ellos y sus familias deciden abandonar sus hogares y partir rumbo a Cuba para ganarse la vida en las plantaciones de caña de azúcar. La única salida para los jóvenes de Azucre parece ser viajar al nuevo mundo para conquistar unas condiciones laborales de las que carecen en su tierra natal. El viaje les tiene reservado un calvario que jamás habrían sido capaces de imaginar. Azucre es el relato novelado de una historia de mil setecientos jóvenes que viajaron a Cuba para trabajar y terminaron vendidos como esclavos por obra de Urbano Feijóo de Sotomayor, un gallego afincado en la isla que, aprovechando la situación de necesidad de sus compatriotas, promovió una campaña de colonización blanca y sustitución de la mano de obra llevada desde África. De esa forma se reducirán los costes laborales de la mano de obra de los jornaleros negros sustituyéndolos por compatriotas en sus empresas azucareras: serán los nuevos esclavos.

Se conservan las listas de las personas que fueron en los barcos con dirección a Cuba para la compañía de Feijoó Sotomayor y cartas que ellos enviaron a sus familiares, un material se guarda en la biblioteca del Congreso bajo acceso restringido Es una historia real, aunque quizá no demasiado conocida.

Recordamos las historias de éxito: la figura del indiano que se fue arruinado y volvió millonario y luego desarrolló alguna acción filantrópica en su pueblo de origen. Pero también hay que conocer las historias de aquellos que se fueron engañados y que fueron tratados como esclavos.

La propia autora de la novela nos recuerda esta historia: “Desde los años 40 del siglo XIX en Cuba había una preocupación muy grande porque había un desequilibrio en la población: la población blanca era muy baja. Hacía unos años hubo una insurrección en Haití y se temía que estallase una insurrección similar en Cuba y se perdiese el control. Había una intención de llevar a colonos blancos. De hecho, Urbano Feijóo Sotomayor, cuando escribe un artículo motivando por qué su empresa es interesante para el gobierno español, uno de los motivos que da es: vamos a llevar trabajadores blancos a la colonia y vamos a equilibrar la población porque empieza a ser peligroso. De hecho, desde los años 40, los hacendados, por miedo, empiezan a pedir que no se lleven más esclavos a Cuba y entonces el precio de los esclavos africanos empieza a subir. Hay que tener en cuenta que los gallegos estaban pasando una situación de necesidad por el hambre y el cólera. Urbano Feijóo de Sotomayor se aprovecha de ello: crea una empresa y lleva trabajadores gallegos. De esa forma equilibraba la población, se producía azúcar y, además, los gallegos salían mucho más baratos de lo que salía en aquel momento un esclavo africano”.

“Un diputado gallego, Ramón de la Sagra, presentó ante las Cortes una solicitud para que se investigasen los contratos bajo los que habían sido contratados estos gallegos que llevaron a Cuba, ya que había constantes insurrecciones. Los gallegos no se avenían a trabajar en condiciones de esclavitud. Entonces ese escándalo llega a la prensa española y las Cortes deciden investigar. Además, a esta solicitud presentada por Ramón de la Sagra se adjuntan una serie de cartas que han llegado a los familiares de los que fueron esclavizados, en las que estos últimos piden ayuda. Después de meses de discusión, se llega a la conclusión que estas personas firmaron un contrato con unas condiciones abusivas porque, además, muchos de ellos no sabían leer y esto no podía ser legal. La empresa de Urbano Feijóo Sotomayor se disuelve, pero, como era diputado, no tuvo que responder pues tenía inmunidad. Así, los gallegos quedan libres para volver a Galicia o seguir trabajando en Cuba como trabajadores libres. Pero realmente no sabemos si volvieron o no. Y como esas cartas se quedaron en el expediente en la Biblioteca del Congreso, no hemos sabido nada más.

Pero el escándalo en su momento fue tan grande que, mientras se estaba discutiendo este asunto en las Cortes, en la prensa española se publicó una carta de solidaridad firmada por gallegos emigrados en Nueva York”. 

 

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