jueves, 9 de junio de 2022


Notas de cuando leí EL JURAMENTO DE WHITECHAPEL, novela de  JOSÉ JAVIER ABASOLO. Autor qu ha muerto hace poco tiempo. Tenía 65 años.

Estamos en plena guerra civil y asistimos a las reflexiones de un sacerdote condenado a muerte por continuar fiel al legítimo gobierno de la República como Capellán de un batallón del Euzko Gudarostea (Ejército Vasco). En esos momentos sus pensamientos retroceden hasta finales de 1931 cuando fue enviado a un pequeño pueblo vizcaíno a confesar a un moribundo. El enfermo resulta ser Sabino Policarpo de Arana y Goiri, fundador del PNV, que falleció a la temprana edad de 38 años. En su lecho de muerte le cuenta al sacerdote una historia que le aconteció en Londres cuando era todavía muy joven.

Tras la muerte de su madre en 1888, Sabino Arana anda desorientado y a instancias de su hermano mayor viaja a Londres con objeto de completar su formación y aprender el idioma. Allí estará bajo la tutela de Sir Peter Kingsfield, miembro influyente de la Cámara de los Lores y un próspero hombre de negocios amigo de su difunto padre.

Llega a Londres cuando un asesino en 1888 está comenzando a aterrorizar a la ciudad. Charles, hijo de Sir Kingsfield, lo recibe y se hacen amigos. Sabino, un joven muy religioso, ingenuo, mojigato, abstemio y bastante pacato, se ofrece ayudarlo en lo que ya es una obsesión, desenmascarar al asesino de Whitechapel. Sabino y su nuevo amigo recorren callejones, tabernas y prostíbulos del popular barrio en busca de pistas que puedan ayudar a identificar y detener  a quien está detrás de esos macabros asesinatos, que posteriormente será conocido como Jack el Destripador, al que se le atribuyeron cinco crímenes.

En “El juramento de Whitechapel” se mezclan personajes reales (Conan Doyle o el inspector Abberline) con ficticios (los Kingsfield, sus empleados y criados). Son dos las voces que nos narran la acción, una la de Arana, y otra la del sacerdote, con saltos en el tiempo que ayudan a contextualizar la historia y conocer a los protagonistas. El autor sitúa la historia en tres momentos: uno en 1888, en el momento en el que se producen los asesinatos, otro en 1903 con Sabino a punto de morir y un tercero con la Guerra Civil española.

Un arriesgado relato policial del que sale muy airoso el autor, que plantea  una teoría sobre Jack el Destripador que bien podría ser la real.

Con el desarrollo de la trama, el autor nos aproxima a la sociedad de la época reflejando a una ciudadanía muy desigual tanto social como cultural.

Como ha comentado uno de los lectores de la novela: “Si combinamos a Sabino Arana, el fundador del Partido Nacionalista Vasco, y Jack el Destripador, lo servimos sobre un Londres victoriano y finalmente lo aderezamos con un puñado generoso de suspense, lo que obtenemos sin duda es este plato de lujo elaborado por el gran chef, José Javier Abasolo, que no solo deleitará los sentidos mientras lo degustas, sino que al terminar, estarás deseando volver a probar otra de sus creaciones”.

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