domingo, 20 de octubre de 2019


“La sacudida” “un thriller en el ojo del huracán”, es la primera novela de Fernando Goitia.
Al comenzar la novela sientes, como lector, que se te ha caído encima la ladera de un volcán y allí están enterrados 3000 muertos bajo un inmenso lodazal. El texto te traslada al epicentro del Mitch, el huracán más devastador que conoció Centroamérica en 1998. Allí aparecen los dos protagonistas: Miguel Goikoetxea, un vasco con una identidad falsa, con pasado en ETA, que ejerce de fotógrafo, y Julio García Baltodano, ex guerrillero hondureño reconvertido en sicario harto de su profesión. En aquel lodazal se cruzan los caminos de estos dos personajes en fuga, dos asesinos: el etarra que huye de su pasado y el ex guerrillero desengañado tras el colapso de la Revolución sandinista. Miguel no lo sabe, pero acaba de salvar la vida al hombre que estaba comprometido a terminar con la suya. Miguel acude a fotografiar el horror causado por el volcán encontrando medio enterrado a un hombre, Julio, con un brazo amputado y medio moribundo. Se volcará en salvarle la vida y se creará un verdadero lazo de amistad entre los dos.
El autor vivió como reportero aquel huracán y sus devastadoras consecuencias.
Alternando las voces en primera persona de los dos protagonistas, el autor nos coloca en su mente para saber cómo vive cada uno de ellos, el encuentro entre ambos en medio del desastre y cómo las dos vidas se van a seguir encontrando. Los dos se necesitan y, perseguidos por la ley, por sus antiguos camaradas y por sus conciencias, no saben que están condenados a enfrentarse. Los dos huyen de un pasado violento. Los protagonistas viajarán por Nicaragua y Honduras, dos países devastados por el huracán, hasta llegar al que fuera un día el hogar de Julio. A través de este viaje, una novela de carretera se va convirtiendo en una historia de desengaños personales, ideológicos e, incluso, sexuales. Es la vida de hombres que sufren, con las manos manchadas de sangre, que huyen de su pasado.
El autor crea una magnífica simbiosis entre el escenario y los protagonistas de su novela. La devastación del paisaje es la desolación de los personajes.
Un aspecto fundamental de la novela es el habla y el léxico de sus personajes: modismos locales para reproducir el habla nicaragüense y hondureña, que es parte del idioma español. Se nota que el autor, que trabajó algunos años como periodista en Managua, se empapó de la jerga callejera de aquel país.
Una buena novela, bien documentada, con personajes secundarios atractivos como el de Latania, en ocasiones compleja de leer por el lenguaje “local” que utiliza con maestría, dura y realista en su contenido y que finalmente lo que resalta es el valor de la lealtad y la amistad.

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