viernes, 9 de agosto de 2019


Notas de cuando lei la novela “Manos sucias” de  Carlos Quílez
En la novela aparece la impunidad de empresarios y gobernantes vendidos al poder, al sexo, al dinero o que están en manos de poderosas mafias.
Andreu García, segundo jefe del grupo de Delitos Económicos y Contra la Corrupción de la División de Investigación Criminal de los Mossos d’Esquadra; el comisario Pardina, del Cuerpo Nacioal de Policía; el sargento Vílchez, de la Guardia Civil, la periodista Patricia Bucana - a la que ya conocimos  en las novelas del mismo autor: “La soledad de Patricia” y “Cerdos y Gallinas - y  Else,  ayudante de Patricia y antigua exbecaria del diario, organizan una enorme redada anticorrupción, lo que implica exponer sus vidas y enfrentarse a los poderes fácticos en juego, enredados en una trama que crece al ritmo de una importante investigación policial. Lo que importa es apresar a los malos con las manos en la masa.
La novela retrata la cruda realidad de la corrupción en una España que se parece mucho a la que vemos cada día. Lo inquietante es la similitud  con lo que estamos contemplando en nuestra vida cotidiana: corrupción, blanqueo de dinero, donaciones a partidos, chantaje a miembros de la judicatura, expolio salvaje del país. Ahí aparece el contable del partido de Gobierno, Cérdenas y su enriquecimiento,  los paraísos fiscales, la contabilidad en negro, las concesiones de obras y la contabilidad B del partido.
La novela comienza con un Diputado que denuncia el asalto a su chalet por una banda del albanokosovares, que después de darle una brutal paliza le desvalijan. Este tipo de atracos se repite en urbanizaciones de lujo de Barcelona y Girona. Las declaraciones de los afectados son contradictorias, la investigación irá descubriendo un asunto muy turbio. Una banda  utiliza a menores prostitutos homosexuales para organizar orgias y así tener acceso  a las viviendas de lujo. Y ahí aparece un alcalde que dos veces por semana se homenajea con mariscadas a costa del dinero de los contribuyentes y que posee una casa de verano que según sus cuentas nunca ha pagado.
En algún momento parece que no estás leyendo un libro sino un periódico. ¿Cuánto es cierto y cuánto es novelado?

No hay comentarios: