lunes, 29 de julio de 2019



POEMA DE CONCHA MÉNDEZ

“Se desprendió mi sangre…”

Se desprendió mi sangre para formar tu cuerpo.
Se repartió mi alma para formar tu alma.
Y fueron nueve lunas y fue toda una angustia
de días sin reposo y noches desveladas.

Y fue en la hora de verte que te perdí sin verte.
¿De qué color tus ojos, tu cabello, tu sombra?
Mi corazón que es cuna que en secreto te guarda,
porque sabe que fuiste y te llevó en la vida,
te seguirá meciendo hasta el fin de mis horas.

CONCHA MÉNDEZ (1898 – 1986), mujer de la Generación del 27, podía sintentizar la tragedia que supuso la guerra civil y la dictadura, para la cultura española en general y para la cultura española con nombre femenino.
Concha Méndez vivió el exilio en Cuba y en México; fue la esposa de Manuel Altolaguirre hasta que se separaron en 1944; amiga de Luis Cernuda que vivió los últimos diez años de su vida en la casa de Concha Méndez y allí falleció; compañera de Buñuel; amiga de Maruja Malló, de Consuelo Bergés, de Lorca, de Aleixandre, de Juan Ramón Jiménez…
No se reconoció su poesía (Gerardo Diego no la incluyó en su famosa “Antología”) y se tardó en reconocer su trabajo como impresora junto a Altolaguirre.
Fue su nieta que redactó las Memorias que le dictó su abuela en las conversaciones que mantuvieron con ese objetivo y se publicaron en 1990 con el título “Memorias habladas, memorias armadas”. Son Memorias que se unen a las que escribieron María Tresa León, Luisa Carnés, María Lejárraga, María Zambrano, Victoria Kent, Zenobia Camprubí, Carmen de Zulueta, Constancia de la Mora, Isabel Oyarzabal o Rosa Chacel. No conviene olvidar esos nombres.
La poesía de Concha Méndez, fue recogida por su hija en la edición “Poemas 1926 – 1986” con una introducción de James Valender (Poesía Hiperión).

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