lunes, 29 de abril de 2019


ELECCIONES GENERALES 2019

Ayer pensábamos quien ganaría las elecciones y hoy, al conocer los resultados electorales, comenzamos a pensar quién gobernará y, especialmente, cómo lo hará. Alguien ha comenzado a acuñar la frase de los próximos tiempos: Sánchez gobernará una España fragmentada.
Lo electores han dicho quién ha ganado las elecciones y que quieren una legislatura con acuerdos y no con bloqueos inútiles. No hemos construido en España una experiencia de acuerdos básicos en la gobernabilidad del país. Practicamos esa experiencia en la Transición, pero fue algo que no consolidamos.
En una democracia parlamentaria como la nuestra, será Presidente del Gobierno quien más apoyos reciba en el Congreso después del debate de investidura.
La crisis provocada por el secesionismo catalán y los problemas vinculados a la política territorial, no favorecen a la izquierda. Hay mucho votante en el entorno del PSOE que rechaza jugar en este terreno pantanoso, porque, además, el discurso conservador de brocha gorda ha intentado arrinconar al PSOE, tildándole de maniobrar en su beneficio negociando con el nacionalismo y el independentismo, como si nunca nadie hubiera negociado con el nacionalismo catalán o el vasco.
El voto socialdemócrata reaccionó y se movilizó ante la posibilidad de que las derechas sumaran apoyos suficientes en el debate de investidura.
El Partido Popular ya no monopoliza el voto conservador. ¿Cómo se planteará el futuro Casado? ¿Hubiera tenido el mismo resultado electoral Soraya Sáenz de Santamaría?
Reconocer como aceptable el discurso involucionista e histriónico de la extrema derecha, ha dificultado retener el voto conservador en el histórico paraguas del PP como había venido ocurriendo hasta ahora.
Si Podemos fue producto de la crisis económica, la antipolítica patriotera de VOX ha llegado por la crisis constitucional en Cataluña.
Ciudadanos se ha manifestado más nervioso y dubitativo que nunca y mientras intentaba proclamarse liberal y reformista, no tenía problema en fotografiarse con la extrema derecha en la Plaza de Colón y aceptaba sus apoyos para mantener la coalición de gobierno en Andalucía. Sus resultados son buenos, pero no es hegemónico en la derecha, no ha derrotado al PSOE liderado por Pedro Sánchez y Rivera descartó cualquier posibilidad de acuerdo con el PSOE.
Los resultados electorales nos han recordado que el centro político tuvo un papel estratégico en los años del bipartidismo; ganaba las elecciones quien ocupaba el centro político, y hoy, quien ocupe el espacio electoral del centro progresista, liderará la política española en los próximos tiempos.
Y otro recuerdo que nos han traído esos resultados es que no se puede gobernar España sin tener en cuenta el voto nacionalista; siempre ha sido así. Como tampoco se puede gobernar con cesiones inasumibles para una mayoría social.


(Escribí este comentario al finalizar el escrutinio y se publicó hoy 29 de abril en El Diario Montañés)

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