domingo, 4 de noviembre de 2018


EL PODEROSO CARDENAL CISNEROS

Nació en 1436 en Torrelaguna (Madrid), desarrolló su carrera eclesiástica en Alcalá de Henares, Salamanca y Roma y en 1484 decide hacerse monje pasando a ser Fray Francisco. Por mediación del Cardenal Mendoza ocupa en 1492 el puesto de confesor y consejero de la reina Isabel, comenzando así su actividad política y compatibilizando su experiencia como jurista con su vocación de teólogo.
Elegido Provincial de los Franciscanos en 1494, accede un año después al arzobispado de Toledo al morir el Cardenal Mendoza, ocupando un cargo de enorme significación y dignidad tanto en el ámbito eclesiástico como en el político. Toledo era la silla episcopal más rica después de Roma, y allí tuvo que enfrentarse a las banderías de los nobles, a un Cabildo poco acostumbrado a la disciplina y gestionar los gastos derivados de la construcción del complejo catedralicio. Destacó su capacidad de administrador, publicando las “Constituciones sinodales de rentas”, el primer gran documento para el gobierno temporal de la Iglesia.
Por mandato del Papa valenciano Alejandro VI fue el gran reformador de los franciscanos y de todas las órdenes mendicantes en España, con éxito dispar entre las diferentes congregaciones. Ese esfuerzo reformador no coincidía con una Iglesia que en Roma se preocupaba de los proyectos, intrigas y matrimonios de los Borja.
Acompañando a los reyes en Granada, percibe que la asimilación de los musulmanes se realiza con lentitud y tibieza. Cisneros actúa con energía, y su intransigencia frente a los que se resisten a la conversión, es una de las causas de la guerra de las Alpujarras. En 1502, dominada la insurrección, obtiene de los reyes la orden de expulsar a los mudéjares que no se hayan convertido.
Cisneros, estadista influyente y eclesiástico reformador, fue decisivo en un momento histórico complicado en España, cuando en 1506 fallece Felipe I, de hecho rey de Castilla, conocido como Felipe “El Hermoso”, una muerte que enajenó a su mujer, conocida como Juana reina de Castilla. La hija de los Reyes Católicos decide recorrer los caminos del reino con el cadáver del marido.
Cisneros, que había sido consejero de la reina Isabel, intentó actuar ante el abandono del gobierno por la reina Juana en tierras asoladas por la peste negra, cuando algunos nobles trataban de aprovecharse de esos tiempos de anarquía. Pero poco podía hacer ante la negativa de la reina Juana de autorizarle con su firma para actuar, y cuando se negaba a tratar con él temas relacionados con el gobierno.
Quienes habían apoyado a Felipe I, incluido Cisneros, prefiriendo a un extranjero y no a un Trastamara, a la vista del caos existente después de su muerte y la inacción de su esposa Juana, decidieron llamar a Fernando, llamado “El Católico”, que se encontraba en sus reinos italianos.
Fernando llegó a Castilla y ordenó la reclusión de su hija en Tordesillas, acabando con la locura de la peregrinación fúnebre con el cadáver de su marido. Anexionó Navarra a la corona, estabilizó la maltrecha economía del reino y agradeció a Cisneros su labor nombrándole inquisidor general sustituyendo a Diego de Deza. Siendo papa Julio II, recibe el capelo cardenalicio.
La conquista de Orán por Cisneros en 1509, se enmarcaba en una utopía más amplia: llegar a Palestina, acabar con los mamelucos en Egipto y derrotar al Turco. La aventura se desvaneció, aunque se vinculó a la Corona de Castilla la Berbería de la costa argelina.
Cuando el rey Fernando muere en 1516 dejaba escrito que ante la incapacidad de su hija Juana, sería su nieto Carlos de Gante quien heredaría los reinos hispánicos y Cisneros actuaría temporalmente como regente de Castilla. El Cardenal neutralizó la presión de los municipios rebeldes y a los nobles partidarios de la reina Juana, defendió Navarra ante los intentos de invasión por parte de Francia, facilitó la expansión económica de la burguesía castellana vinculada a los textiles, creo nuevos ingresos para mantener al Estado, neutralizó los intentos de los colaboradores flamencos del nuevo monarca de intervenir en la política castellana, fortaleció el ejército y la construcción naval, se preocupó de las relaciones con Inglaterra, Francia y Portugal y mantuvo Nápoles y Sicilia, de tal forma que entregó intacta al nuevo rey la Monarquía hispana.
Intervino en la organización de los territorios descubiertos por Colón y junto a un Código de conducta para fomentar las relaciones con los nativos, envió expediciones de misioneros franciscanos para protegerlos y convertirlos a la fe cristiana.
El nuevo rey llegó a las costas del Cantábrico el 7 de septiembre de 1517, comenzando un duro itinerario con final en Valladolid donde se encontraría con Cisneros. Carlos V, por influencia de su hombre de confianza, Guillermo de Croy, responsable de la formación del monarca y quien decidía los pasos a dar en su viaje a España, no tuvo una actitud de agradecimiento hacia Cisneros, quien no llegó a conocer al hijo de la reina Juana. El monarca le envió una carta agradeciéndole los buenos servicios y aconsejándole que se retirara a Toledo, sede de su Arzobispado.
Cisneros falleció en Roa (Burgos) el 8 de noviembre de 1517, quedando atrás su vida activa como político regente, inquisidor general y mecenas. Tenía 81 años. En 1499 había fundado la Universidad Complutense de Alcalá de Henares, siguiendo el modelo de los mejores centros del humanismo cristiano. En 1504 aborda la tarea de redactar e imprimir la Biblia Poliglota Complutense, trabajo que concluyó en 1517, con la participación de expertos en hebrero, arameo, griego y caldeo, algunos de ellos conocidos rabinos conversos. Antonio Nebrija fue quien revisó la Vulgata, el texto latino de San Jerónimo.
Solo Cisneros hubiera podido evitar las intrigas de los nobles castellanos, los recelos generalizados en la población y el reparto de cargos entre los nobles flamencos en detrimento de los nobles españoles. El rey  aprendió pronto y rápido cómo gestionar sus reinos desde una tierra que le había recibido con hostilidad, incluso con un levantamiento popular como fue el de los Comuneros.

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