miércoles, 30 de mayo de 2018


Cerbantes en la casa de Éboli” de Álvaro Espina. Espina respeta la grafía que Cervantes usó para escribir su apellido; eso es, con "b", aunque después toda la novela está escrito con «v».
El contenido de un manuscrito descubierto tras el terremoto de Orán, permite al editor de esta novela reconstruir la vida de Cervantes en Madrid entre 1566 y 1569, antes de su huida a Italia. Aunque el texto aparenta haber sido dictado o escrito por el propio Cervantes, el editor no descarta que se trate de una autobiografía apócrifa, de autor desconocido.
El joven Miguel de Cervantes se instala con su familia en Madrid y entra a formar parte de la casa Éboli como secretario privado de los príncipes y preceptor de su hija Ana. Al mismo tiempo prepara su examen de Bachiller por la Universidad Complutense en el estudio de López de Hoyos.
José Álvarez Junco, resume así la obra: «A partir de un supuesto manuscrito cervantino encontrado en Orán, el autor desarrolla una trama casi policíaca que mezcla gracia y erudición, pasión y distancia, imaginación y trabajo investigador. Componiendo este texto, Álvaro Espina se ha divertido mucho, a la vez que ha aprendido otro tanto sobre las entretelas de la corte de Felipe II y de la vida española del llamado Siglo de Oro.»
Estamos ante una novela culta, bien documentada y bien escrita, una novela de lectura amena, aunque debe leerse de forma reposada.
Hay una enorme investigación que subyace en la novela, porque hay un enorme conocimiento de la época en la que el autor sitúa la acción: sobre la música, los oficios, los mercados, la comida, la literatura que se lee (Tácito, Tito Livio, Plutarco, Maquiavelo), los romances como instrumento para contar historias, La Celestina, Amadís, Tirante el Blanco… Las representaciones teatrales con una referencia por ejemplo a Lope de Rueda; los bailes con referencia a la pavana y la gallarda que forman parte de los escenarios de la novela. La música tiene un espacio significativo en el texto y hay varios capítulos donde es protagonista.
En la novela, situada en el Madrid de los Austrias en el siglo XVI se manifiesta la importancia de la Casa de los Éboli, de los Alba, de los Medina Sidonia, del Duque de Gandía, del Conde Lerma. Aparecen las pugnas doctrinales entre los jesuitas (Francisco de Borja, entre otros) y los dominicos (Luis de Granada) y algunos grandes personajes del Siglo XVI, de la Corte y de fuera de la Corte, por ejemplo el Nuncio Castaneo. Tiene un papel sustancial Ana de Mendoza, la Princesa de Éboli, personaje que forma parte de las leyendas y enigmas de nuestra historia.
De fondo aparecen sucesos decisivos en la historia de España y en la historia de Europa: Trento, Flandes, la Inquisición…y un largo listado de personajes: Melchor Cano, Antonio Pérez, Teresa de Ávila y su reforma del Carmelo, Erasmo de Rotterdam, Archimboldo, Sofonisba de Anguissola…
La novela nos recuerda la personalidad, el proceso y juicio por conspiración y sentencia del príncipe Don Calos, quien estaba llamado a ser el Heredero de la Monarquía Hispánica. En Flandes la corriente de opinión era que Don Carlos quería acabar con la tiranía del Rey y que por ello ordenó recluirle. Sobraban ingredientes para ingresar en la Leyenda Negra y ser protagonista, además, de una ópera de Giuseppe Verdi, con texto de Schiller.
Dice el autor: «Mi aproximación a la novela histórica es de ficción minimalista. Aquello que está documentado no puede editarse. Las únicas licencias que me permito son acerca de cuestiones que se desconocen. Por ejemplo, en este caso, sabemos que la hija mayor de los príncipes de Éboli tuvo un preceptor, pero no el nombre del mismo. En la novela, sitúo a Cervantes como tal para ubicarle en el centro de las intrigas de la corte de Felipe II». “Creo personajes, pero no me invento la vida de los personajes reales. No me separo un ápice de lo que sabemos, de lo que tenemos documentado... Pero como esto último es muy poco, y además hay que interpretarlo, el resto es ficción".

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