lunes, 2 de octubre de 2017

HOY YA ES 2 DE OCTUBRE

(Artículo que he publicado hoy en El Diario Montañés)                                                          
El llamado referéndum en Cataluña ha sido una inmensa estafa y una clamorosa pérdida de tiempo que deja demasiadas grietas. Sin papeletas oficiales, sin sobres, sin urnas homologadas, sin locales, sin censo conocido, sin junta electoral, sin datos fiables, sin recuento verificable, ¿de qué consulta estamos hablando?
Me gustaría que a partir de hoy lo que importe en Cataluña sea la sanidad, el empleo, la educación, las infraestructuras, el funcionamiento de la justicia, la seguridad ciudadana. La cuestión social o el debate sobre la regeneración democrática, han pasado a un segundo plano en Cataluña. Lo que ha interesado ha sido esto del procés, sin importar la quiebra social y la ruptura de la convivencia.
Quisiera pensar que nadie que sepa leer y escribir, acepte que se pueda proclamar unilateralmente la existencia de un nuevo Estado, después de esta farsa organizada por el gobierno del Sr. Puigdemont y las organizaciones políticas que le apoyan en el Parlament y con la complicidad directa del carlismo de Podemos, de la irresponsable Sra. Colau… Se insulta a Serrat y a Marsé y se aplaude al terrorista Otegi y a la xenófoba Forcadell.
Todo esto del 1 de octubre no es un proceso de izquierdas. Si alguien antepone los derechos territoriales a los derechos de las personas, si se renuncia a la articulación de la democracia representativa mediante las leyes que dan sustento a un Estado de derecho, no se está ante un proceso de izquierdas, más bien todo lo contrario. Las ideas no residen en los territorios, sino en las personas. ¿Primarán las emociones sobre la razón, la insurrección sobre la legalidad?
Se ha llegado a considerar normal que la policía autónoma no defienda los derechos de todos los ciudadanos; que no se cumplan decisiones judiciales; que se utilice a padres y a niños; que se rompa la convivencia colectiva; que se desprecie la democracia y la legalidad. Este es el discurso de la Generalitat que se ha extendido a una parte no menor de la sociedad catalana. La Generalitat y sus apoyos han logrado lo que buscaban: la sinrazón en la calle, un escenario en bucle donde se imponga la razón populista.
El día 2 coincidirán en el colegio el hijo del independentista y el hijo del no independentista y ambos coincidirán en el parque del barrio.

Para afrontar un problema de Estado, que mañana se convoquen elecciones autonómicas y simultáneamente se comience a trabajar desde la política propositiva para desatascar la situación.

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