viernes, 17 de junio de 2016

VÍSPERAS DE ELEGIR, VÍSPERAS DE DECIDIR

(Publicado el 16.06.16 en El Diario Montañés) 
Fue María Zambrano quien dijo, recordando días de tristeza, “España ha delirado” y que en su delirio había ofrecido su sangre a cambio de un momento de luz, de esperanza.
Pertenezco a una generación que vivió una dictadura que agostó la vida española durante años y nos marcó con miedos y golpes; que vivió la transición y la llegada de la democracia, que algunos, desde su narcicismo, tratan de arrinconar con sus prédicas y ensayos de cartabón.
Defiendo nuestra Constitución, aunque deba ser actualizada, y creo en la democracia y en las mayorías parlamentarias y en aquellos partidos políticos que tienen como objetivo la construcción de Estado. No creo en quienes rapiñan sin escrúpulos lo que nos es común, ni en la descalificación o el odio al adversario político. Tiemblo cuando oigo lo del asalto al poder, porque temo a los totalitarismos con nuevas palabras.
Creo en la discrepancia que nos enriquece, en el diálogo y la concordia que construye y en los acuerdos que no suponen rendición, pero reconociendo un perímetro democrático donde se puede debatir y los conflictos se pueden afrontar, pero que nadie puede saltar sin ser penalizado por ello.
Pertenezco a una generación que sufrió el terrorismo más cruel e insano, al que venció la democracia y el Estado de Derecho, sin escuchar todavía la petición de perdón de quienes señalaban a las víctimas y confío en que España sea un espacio compartido de culturas y lenguas. Creo en una educación pública, laica y humanista, que nos ayude a avanzar en un mundo complejo y en las libertades individuales y en sus derechos que nos hace ser mejores personas. Sobran sermones de los Cañizares de turno sean curas o seglares con ideas y dogmas que racionalmente nadie entiende.
En vísperas de acudir a las urnas para elegir un Parlamento que investirá a un nuevo Presidente, conviene saber qué estamos oyendo y de qué estamos hablando. 
El Sr. Iglesias escribió en New Left Rewiew (julio/agosto, 2015) sobre su estrategia política a partir de la derrota en Europa de la izquierda en el siglo XX. No dudaba en apropiarse de las movilizaciones del 15 M y de las protestas contra los desahucios y los recortes y añadía cómo adquiere experiencia y confianza en su carrera política trabajando con los gobiernos radicales de Venezuela, Bolivia y Ecuador. (El descubrimiento de Dinamarca y Finlandia vendría después). España, según el Sr. Iglesias, tuvo la fortuna de contar con un grupo de docentes e investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, donde se gestó Podemos y su estrategia de asalto al poder. A Ernesto Laclau, el teórico postmarxista del populismo latinoamericano, que desde esa posición “dialogaba” con el peronista, le elevaron a referente ideológico y con el bagaje político de tertulianos habituales en televisión, llegaron al Parlamento y cuajaron ese nuevo paradigma donde los politólogos (algunos) sustituyen a los políticos.
¿Eran docentes o investigadores de la Complutense de Madrid, Camacho, Sánchez Montero, Ignacio Gallego, o Pasionaria? ¿Qué pensarían de una política transversal, ambigua y heterogénea?
Con esos teóricos inanes ha pactado Izquierda Unida para sobrevivir, con el aplauso de Anguita y las dudas de Cayo Lara. Y si los que han pactado dan una patada en el trasero a los socialdemócratas del PSOE, doble éxito para quienes un día integraban el PCE. (Al menos, los que quedan del PCE se mantienen fieles a Chávez y a los hermanos Castro).
Después del 20 de diciembre, vimos la decisión de Pedro Sánchez de someterse a una investidura que se vio después como un intento fallido, porque ni el PP ni Podemos quisieron negociar, sino aceptar sumisiones y buscar nuevas elecciones, porque se movían por mantenerse o buscar el poder sin atender a los intereses generales.
Pasado poco tiempo y convocadas nuevas elecciones, la memoria se manifiesta tan frágil que pareciera que el único culpable de lo sucedido es Pedro Sánchez y los beneficiados de la holganza y el desinterés son el Sr. Rajoy y el Sr. Iglesias, los maestros del órdago y el bloqueo.
El PSOE, como todos los partidos socialdemócratas, se mueve en una encrucijada de no fácil solución. ¿Retorna a sus raíces de izquierda o consolida su viaje al centro progresista?
La globalización de los mercados, la competitividad, las economías abiertas, los flujos migratorios y sus efectos en la cohesión social, los cambios sociales y culturales, el papel del Estado en la redistribución de la renta y en la corrección de las desigualdades, la modulación de la fiscalidad, son algunas de las cuestiones a las que la socialdemocracia respondió en el pasado e intenta responder ahora desde su responsabilidad de ser una ideología de gobierno y de mayoría social. No sé si la respuesta está más cerca de las posiciones del Partido Democrático de Renzi o del nuevo laborismo de Corbyn. ¿Y si la solución estuviera en buscar el centro para unas cosas y retornos a la izquierda para otras?
En todo caso, la socialdemocracia española, el PSOE, es fiable y nada tiene que ver con el pensamiento ideológico del Sr. Iglesias, obsesionado por asfixiar y batir al PSOE.

El historiador José Álvarez Junto recordaba cómo un día Joaquín Costa le dijo a Giner de los Ríos “necesitamos un hombre” y Giner le respondió: “lo que necesitamos es un pueblo”.

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