miércoles, 19 de agosto de 2015

Tuve la suerte de ser la persona que hace algunas semanas presentara en Santander a Martín Abrisketa, autor de “La lengua de los secretos”, una novela basada en hechos reales.
No es una novela más sobre nuestra guerra civil. Es una novela especial, que tiene como escenario aquella guerra.
“La lengua de los secretos”  narra  la Guerra Civil desde un punto de vista muy original: el de Martintxo, un niño de diez años que nos ofrece su fantasía, su imaginación, su ingenuidad, sus travesuras y sus ganas de vivir.
Aquel niño, Martin Abrisqueta, es el padre del autor que nació en un queso: su Arrigorriaga natal  estaba perforada por las minas que llevaron a tanta gente a trabajar a una tierra donde sus habitantes aun cuidaban vacas y hablaban la lengua de los secretos, el euskera. Siendo niño, verá como también la guerra perfora su pueblo con las bombas lanzadas por los pilotos alemanes.
Separados de sus padres, debe ponerse al frente de sus hermanos y huir de la devastación. Los cuatro: Paulina, Matilde, Lucas y Martín Abrisqueta Mendíbil saldrán de Arrigoriaga para llegar a Isuma a casa de unos familiares, y desde allí a Santander con toda el hambre del mundo y mezclados con los refugiados que llegan de toda España huyendo de los rebeldes, huyendo de la guerra, allí tratarán de buscar a su madre enferma.
Los cuatro hermanos terminarán siendo embarcados rumbo a una pequeña localidad de los Alpes franceses, ya como “niños de la guerra”, una localidad, Tenay,  de apenas 2.500 habitantes que acogió en agosto de 1937 a 237 refugiados españoles.
Es una novela escita con el corazón y que llega al corazón; construida a partir de materiales sensibles, con mucha ternura y mucha magia y con el lenguaje literario más adecuado. Una novela conmovedora y mágica, porque conmovedora y mágica es la historia que narra. Una novela sincera, honesta, vital  y muy bien escrita por un autor  que se enfrenta a su primera obra.
En la novela  está presente la realidad: el bombardeo de Guernica; el sitio de Bilbao; la historia de aquel aviador alemán que cuando rescatan su cuerpo en la ría después de que haya sido derribado su avión descubren que lleva ropas de mujer; los de la quinta columna en Santander disparando desde las azoteas cuando sienten cercano el triunfo de los suyos; el hambre; la huida y el traslado  hacia ninguna parte de niños y adultos...
La historia de la novela comienza en el invierno de 1930 y finaliza en el otoño de 1938.
Es una historia concreta, pero es, también, la historia de muchos niños que tuvieron que salir de España hacia países desconocidos y con unos padres que no supieron hasta mucho después si sus hijos seguían con vida.
La novela incluye unos capítulos que el autor califica de “bises” que se mezclan con el argumento de la obra y no se pueden separar, que comienzan el 1 de enero de 2011 y concluyen en el otoño de 2012.
De vez en cuando, el autor interviene de forma directa en su propio relato, y explica la razón de ser de lo que está contando.

Recomendé la novela en su presentación y lo hago hoy también.

1 comentario:

adela dijo...

Ése niño, bien hubiera podido ser mi madre o mi tío, que fueron separados de mi abuela en el 37-38, que partieron en un barco carbonero, rumbo a ni se sabe y desembarcaron en el norte de Francia.Triste realidad, que padecieron muchos niños de la época,de la que unos volvieron como mi madre, otros se quedaron y rehicieron sus vidas.