domingo, 12 de octubre de 2014

“Lo malo de la muerte es que es para siempre”.
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ (1927-2014) es el autor de “Los funerales de Mamá Grande”, “La hojarasca”, “Memorias de mis putas tristes”, “El coronel no tiene quien le escriba”, “El otoño del Patriarca”, El amor en tiempos de cólera”, “El general en su laberinto”. En 1967 publicó “Cien años de soledad”, que supuso el aldabonazo de una generación de escritores y la voz de una literatura que dejaba de ser invisible. En 1982 obtuvo el Premio Nobel.
En 1962 Vargas Llosa publicó “La ciudad y los perros”; en 1963 Julio Cortázar “Rayuela” y en 1962 Carlos Fuentes “La muerte de Artemio Cruz”. A esos nombres se unieron los de José Donoso, Juan Rulfo o Jorge Edwards.
El periodismo estuvo presente en la obra de García Márquez en “Noticia de un secuestro” y en “Crónica de una muerte anunciada”. Con su literatura y con su imaginación, García Márquez nos recordó que América Latina era una sociedad viva, con identidad propia en un mundo global, una sociedad donde, afortunadamente, hay más libertad aunque, en ocasiones, haya bastante caos.
La dimensión más controvertida y menos entendible en García Márquez fue, a pesar de su desengaño con el comunismo real, su fidelidad al régimen castristas cubano desde el penoso y cruel “caso Padilla”.
Fue García Márquez quien nos acostumbró a eso que en la década de los cuarenta Arturo Uslar Pietri llamó “Realismo mágico”.

2 comentarios:

Elvira dijo...

Nunca he entrado de verdad en la literatura de la que hablas aquí. Estos grandes escritores nunca han conseguido emocionarme de verdad, o atraparme en sus obras. No es que haya leído muchas, porque al no entusiasmarme, no he insistido, claro.

Elvira dijo...

Hola Jesús: Acabo de recibir tu precioso libro, mil gracias! Cuando acabe el que estoy leyendo y le dedique la atención que merece, te diré algo.