lunes, 7 de julio de 2014

He leído “NUESTRA SEÑORA DE LA LUNA” novela de JOSÉ LUIS CORREA, autor del que leído: “Quince Días de Noviembre”, “Muerte en abril”, “Muerte de un violinista” y “Un rastro de sirena”. Otras novelas suyas están a la espera.
El protagonista sigue siendo el detective Ricardo Blanco, un pragmático desencantado al que le importan poco las redes sociales. En esta novela el autor nos ofrece una versión más humana e íntima del personaje.
“Nuestra Señora de la Luna” es el nombre de una supuesta obra del pintor barroco Juan de Miranda que ha desaparecido. La historia arranca con dos historias que se irán desarrollando en paralelo, para confluir a medida que avanza la narración de los hechos.
Aparece un peregrino desnudo y malherido que deambula por una carretera. Padece amnesia, va cubierto de sangre que no es suya y es secuestrado del hospital en el que se recupera. Al mismo tiempo, Ricardo Blanco recibe el encargo de Elsa Iglesias de encontrar a su hijo, un joven periodista que ha desaparecido. El detective reconstruirá la vida del desaparecido y descubre que el periodista trabajaba en un tema vinculado al arte sacro.
Al detective le acompañará como en otras del mismo autor, el inspector Álvarez y cuida mucho la especial relación que mantiene el detective con su abuelo, un viejo calafate, Colacho Arteaga, que quiere ser enterrado en un rincón del cementerio de Las Palmas para ver desde allí los botes de regatas. La novela se adentra en un tema delicado: la connivencia entre elementos de la Iglesia y traficantes de obras de arte y van apareciendo curas de diferente condición, extrañas monjas, marchantes expertos en arte sacro, delincuentes y extorsionadores.
Las Palmas de Gran Canaria se han convertido en el escenario de las novelas de José Luis Correa.
En resumen, una muy aceptable y recomendable novela.

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