lunes, 3 de marzo de 2014

He leído “La ciudad de los ojos grises” de Félix G. Modroño
Tras varios años viviendo en París, Alfredo Gastiasoro regresa a Bilbao al enterarse de que su cuñada Izarbe ha muerto. Aturdido por las primeras noticias y pese al comienzo de la guerra, emprende la vuelta a casa para dar el último adiós a su primer amor. El regreso se convierte en una investigación sobre las circunstancias que rodearon la muerte de la mujer a la que amó. El protagonista acompañará a su hermano Javier, el viudo de Izarbe y se reencontrará con un antiguo amigo, Fernando Zumalde, comisario de policía, que es también el encargado de investigar (de manera extraoficial) las causas de la muerte de la mujer ya que la hipótesis del ahogamiento no parece muy coherente.
Alfredo revive una historia de amor que coincide con la época en que Bilbao, a principios del siglo XX, pasa de ser una población casi rural a convertirse en una de las ciudades más prósperas de Europa. La novela es una bella historia de suspense y nostalgia, de un amor destinado al fracaso por una mujer y una ciudad. Con la investigación salen secretos, falsedades, misterios y engaños, que han envuelto la vida de su hermano y su cuñada, y que terminarán afectando a la suya propia.
Con la ciudad de Bilbao como telón de fondo, y a través de su evolución política y urbanística, sus luchas de clases, o de la presencia de vecinos ilustres, como Indalecio Prieto, María de Maeztu, que en la obra es amiga de Izarbe, Facundo Perezagua, Unamuno o el mismo Picasso, tiene lugar una historia de complots, espionaje y asesinatos, y en la que Alfredo volverá la vista atrás, desde que conoció a Izarbe el momento de su última separación.
Alfredo no oculta en ningún momento que estuvo enamorado de Izarbe, una preciosa mujer que pasó por su vida en más de una ocasión. El joven Alfredo huyó para empezar de cero sin Izarbe, pero siempre acababa reencontrándose con ella hasta la última vez, la que fue definitiva para ambos. Alfredo es un hombre soltero y también solitario y, aunque no le faltan amantes, sigue enamorado de la mujer de su hermano, de la mujer que una vez le dio esperanza de construir juntos un futuro. Izarbe es la otra gran protagonista de la novela. El protagonista no parará hasta descubrir qué pasó realmente con su primer amor y luchará, junto a Fernando, para descubrir las incógnitas que rodearon su muerte.
1914 marca el comienzo, y 1940 nos deja el último relato que Alfredo escribe desde París, mientras las tropas alemanas entran en la ciudad.

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