viernes, 15 de febrero de 2013

Leo “VERANO ROJO”, la primera novela de BERNA GONZÁLEZ HARBOUR.
Corren los días del Mundial de fútbol en 2010 en Sudáfrica y la comisaria María Ruiz se enfrenta a un crimen: un joven ha aparecido asesinado sin identidad visible, sin pistas aparentes y sin un móvil claro. María iniciará una investigación que se complicará, pero no está sola: el veterano periodista Luna, un maestro de la profesión acorralado por la crisis y la era digital. Es el contrapunto en la resolución del crimen, un reportero que tiene habilidad para escudriñar pesquisas y con una situación laboral que cobra cierta relevancia por intermediación de la autora, y Tomás brillante informático de la policía. Ambos serán claves parra llegar hasta el final. El crimen llevará a la comisaria hasta Santander. La trama introduce a una comisaria sagaz y a un periodista en los claroscuros de la Iglesia Católica.
Una novela que se desarrolla entre Madrid y Santander, pasando por Burgos, en callejones sin salida, en colegios católicos, entre sotanas con olor a rancio y silencios cómplices, campamentos de verano e imprentas abandonadas; es una trama llena de aristas en la que abundan los personajes y los escenarios, con el objetivo de esclarecer la muerte de dos jóvenes en extrañas circunstancias.
No falta ningún elemento de la novela negra: el límite entre el bien y el mal, la corrupción, la intriga, la lucha por la justicia, y personajes con una presencia narrativa fuerte.
La autora amalgama escenarios y personajes en un ejercicio de crónica social, con la realidad más dura de la Iglesia Católica para atravesarla con la ficción propia del género.
La escritora deposita en el libro la confusión que muchas veces nubla a la Iglesia cuando identifica crimen con pecado tras la cortinilla del confesionario. Para descorrer el velo, la comisaria María Ruiz, "una mujer camino de los 40, muy eficiente, que no se exhibe, concentrada y entregada a su trabajo, sacrifica parte de su vida privada".
Al tándem Ruiz-Luna se engancha una tercera generación: los adolescentes que "pueden tener 400 amigos en Facebook, pero están solos". Son estos jóvenes con su lenguaje y su forma de relacionarse los otros protagonistas de “Verano Rojo”.

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