martes, 19 de junio de 2012

La mujer que aparece en muchos de los cuadros de EDWARD HOPPER (1882-1967) es la misma musa: su esposa Josephine Verstille Nivison, con la que se casó en 1924 a los 42 años y con la vivió hasta que falleció. De ella solo pinto un óleo, aunque aparezca en muchos dibujos y acuarelas e inspirara su obra al óleo. Fue su única modelo, aunque su relación fuera tormentosa en ocasiones. Ella falleció en 1968, un año después de la muerte de Hopper. Ella gestionó la carrera del pintor y documentó y registró con detalle prácticamente toda su obra. El también registró en un cuaderno todos sus cuadros, desde el primero que vendió en 1913 hasta el último, dos meses antes de su muerte en 1967.
He visto el pasado fin de semana la exposición que ha presentado el Museo Thyssen-Bornemisza en Madrid de este pintor norteamericano.
El pintor de la soledad; de las personas frente al infinito desde una mirada perdida; de las habitaciones casi vacías; de la incomunicación; de los paisajes interiores y exteriores. Hay en sus cuadros algo de melancolía, de misterio, de silencios.
En la exposición pueden verse acuarelas sobre papel de un trazo y color perfectos; cubiertas de revistas ilustradas por el pintor entre 1917 y 1925; grabados firmados entre 1919 y 1922 y la obra más conocida de su etapa de madurez. Una exposición magnífica con más de 70 piezas.


2 comentarios:

adela dijo...

Sabes que es uno de mis pintores favoritos, y creo que después de Madrid ésta misma exposición se traslada a Paris,como tengo pendiente un viaje allí, quizás la pueda ver. ¿Quién lo sabe?

Elvira dijo...

Es una pena que la exposición no venga a Barcelona. Te envidio, pero no voy a ir a Madrid a verla.