jueves, 30 de julio de 2009



"EL PODER Y EL DELIRIO"

Transcribo las notas que he ido tomando mientras leía "EL PODER Y EL DELIRIO" un interesante texto del historiador y ensayista mexicano ENRIQUE KRAUZE.
Se trata de un ensayo tan riguroso como atractivo sobre el régimen chavista de Venezuela con una primera conclusión: estamos ante una restauración de la más antigua, corporativa y rígida tradición política ibérica, justamente aquella contra la que luchó Bolívar.
En el periodo de 1959 a 1989, Venezuela, junto con Costa Rica y Colombia mantuvieron su régimen democrático que en Venezuela se sostuvo básicamente sobre dos partidos: el Comité de Organización Político Electoral Independiente (COPEI) fundado por Rafael Caldera y Acción Democrática (AD) fundado por Rómulo Betancourt, quizá la personalidad política más destacada de la Venezuela moderna.
Ese periodo de 1959 a 1989 fue también un tiempo de rebeldía, de agitación, de guerrillas y de gobiernos militares en América Latina.
Krauze recuerda cómo el tránsito pacífico a la democracia se produjo en Venezuela en 1959: con políticos y gobierno malos y con élites dedicadas a medrar, pero la democracia se mantuvo en el tiempo con alternancia en el poder y sin reelección de los Presidentes.
El 4 de febrero de 1989 tomó posesión Carlos Andrés Pérez de Acción Democrática (AD). Formó un gobierno de tecnócratas y planteó reformas económicas que pretendían acabar con el rentismo improductivo, pero las reformas no se aceptaron por muchos sectores de la sociedad venezolana. Se produjo el "caracazo" y comenzó el principio del fin de Carlos Andrés Pérez y quizá también de la democracia en aquel país.
El 4 de febrero de 1992, el golpe de Hugo Chávez deja una secuela de 400 muertos. Pero en 1993 se celebraron elecciones que ganó Rafael Caldera (COPEI) que amnistió a Chávez antes de que fuera juzgado por el golpe de 1992. La debilidad de Caldera tuvo consecuencias.
Comenzó la historia política de Chávez como protagonista, que en 1997 registró un nuevo partido político: el Movimiento Quinta República (MVR). En 1999 ganó las elecciones y comenzó a reivindicar para su régimen el linaje revolucionario de Fidel Castro. En enero de 2007 volvió a tomar posesión de su segundo mandato presidencial.
El 2 de diciembre de 2007 Chávez perdió el referéndum con el que pretendía reformar la Constitución y perpetuarse en el poder. Pero Chávez no ha renunciado a su ambición de permanecer, y lo que no consiguió en el referéndum lo ha ido alcanzando mediante leyes “habilitantes” aprobadas por el Congreso, donde el chavismo tiene mayoría absoluta.
"Chávez encarna al caudillo que tanto daño ha hecho al desarrollo cívico, político y moral en nuestros países".
El libro de Krauze es un ensayo, un reportaje, una interpretación de la historia, un análisis ideológico, una crónica. Un libro que hay que encuadrar en ese género que se conoce como "historia del presente".
El autor deja claro su interés por interpretar a Chávez y su relación con el poder, precisamente desde el culto al héroe (Bolívar en este caso). En Venezuela no hay dictadura, concluye, pero cada vez está más lejos de cualquier versión de la democracia.
Krauze analiza a Chávez, su utilización confusa e interesada de la religión, la situación crítica de la economía venezolana, el preocupante discurso antijudio, la intervención en la cultura, el manejo arbitrario de la renta petrolera. Chávez invade todos los ámbitos públicos y privados en la vida venezolana.
"Chávez es un venerador de héroes y un venerador de si mismo". "Tiende a ver el mundo como una prolongación de su propia persona". Con la chequera del petróleo intenta edificar un imperio continental estatista, totalitario y caudillista.
El autor analiza las relaciones de Chávez con el General Baduel, amigo y activo colaborador de Chávez desde 1972 hasta que pidió el "no" en el referéndum de 2007. También comenta el protagonismo de los estudiantes en la campaña del referéndum de diciembre de 2007 pidiendo el "no", convirtiéndose en una fuerza de oposición a la propuesta de modificación constitucional defendida por el chavismo. Los estudiantes recuperaron la tradición libertaria de la generación de Rómulo Betancourt cuando en 1928 se enfrentó a Juan Vicente Gómez.
Resultan interesantes las páginas dedicadas a la biografía de Chávez, una biografía trufada de mitos y héroes (Bolivar, El Che, Fidel Castro, Maisanta, Plejanov...), asimilados o interpretados según sus propios y directos intereses. "Los grandes dictadores son los primeros en creer sus propias mitologías".
En el centro de la vida pública venezolana impera un solo hombre con ecos de Perón y Mussolini; porque Chávez no es fascista, aunque tenga elementos fascistoides. Chávez niega las conquistas democráticas en Venezuela y por extensión del resto del mundo.
Muy atractivas las reflexiones del autor sobre Rómulo Betancourt y su influencia en la vida política de Venezuela desde los años veinte y como fundador de Acción Democrática en 1941. En 2008 se cumplió el centenario de su nacimiento, sin que por ello existiera referencia alguna en la vida institucional venezolana.
El autor recoge en su libro testimonios extensos de políticos de izquierdas críticos con el chavismo y de fieles a Chávez, como Alí Rodríguez Araque, Ministro de Economía Finanzas cuando Krauze escribe su libro.
"El pueblo está con Chávez, aunque creo que está rodeado de corrupción" afirma un representante del chavismo más radical. Porque Chávez ha convertido en propiedad privada su puesto público y así quiere mantenerlo en el futuro.
Los precursores de la crítica desde la izquierda al "socialismo real", incluida la versión cubana, son los que lamentan hoy que la fantasía chavista del "socialismo del siglo XXI" no tenga en cuenta el fracaso histórico del socialismo estatista y revolucionario del siglo XX.
En tiempos donde parecen algo superadas las negativas ingerencias de Estados Unidos en América latina y algo abandonadas las tentaciones consumadas de los golpes de estado militares, quizá sea el momento de recordar a Octavio Paz cuando escribía: "Debemos repensar nuestra tradición, renovarla y buscar la reconciliación de las dos grandes tradiciones políticas de la modernidad, el liberalismo y el socialismo".
En Venezuela, después del referéndum que perdió Chávez en diciembre de 2007, llegaron las elecciones de noviembre de 2008. Chávez quiere seguir destruyendo al otro protagonista de Venezuela; un pueblo plural, diverso, pacífico y generoso.
Como ha escrito Mario Vargas Llosa: “En Venezuela todavía hay elecciones, pero se trata de una operación de relaciones públicas, pues el gobierno anula y persigue a los opositores elegidos”.

(publiqué este texto en El Diario Montañés el 1 de julio de 2009)

1 comentario:

ADELAIDA dijo...

por cierto has leido este blog alguna vez?

elpoderyeldelirio.blogspot.com/

de ENRIQUE KRAUZE