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Un espacio para reflexionar y compartir
El autor une su pasión por la novela policiaca con sus
experiencias de la lucha antiterrorista, mezclando ficción y realidad.
La vida
de Gabo, un expolicía que trabajó en los servicios de inteligencia en la lucha
contra el terrorismo, sufre un vuelco cuando pese a estar retirado es requerido
para una importante misión: averiguar qué hace en Madrid Harry, un terrorista huido
que después de veinte años en Colombia que tras conseguir escapar de numerosos intentos de captura, ha
reaparecido en España.
Gabo
lleva una vida normal. Pasa la mayoría de las tardes en un bar cercano y
mantiene una relación con la dueña sin mayor compromiso por ambas partes.
Cuando los servicios de inteligencia españoles
descubren que Harri ha vuelto a Madrid, Sixto Aldama, el comisario general de Información un pisamoquetas,
antiguo jefe y compañero, le pide a su antiguo
amigo y subordinado, Gabo, que averigüe extraoficialmente el motivo de ese regreso. Aunque se había prometido mantenerse alejado
de su antigua vida, la fijación por detener a Harri y saldar cuentas pendientes
arrastra a Gabo a iniciar una investigación en la que se cruzará con las redes
internacionales de narcotráfico, el crimen organizado, el yihadismo y el oscuro
mundo de los confidentes.
Todos
los fantasmas de su pasado vuelven a hacérsele presentes a Gabo, pues Harry fue
su fijación, un objetivo al que por motivos personales estuvo persiguiendo toda
su vida sin conseguir detenerlo.
Partiendo
desde la actualidad, los recuerdos del protagonista al tener que revivir lo que
fue su pasado, nos presentarán lo que fue la lucha contra el terrorismo,
comenzando por aquellos años en los que siendo un joven policía decidió ir al
País Vasco.
Recordaremos
los asesinatos y atentados más crueles de ETA, como el perpetrado en Madrid en
la Plaza de la República Argentina, el de Hipercor de Barcelona o el asesinato
de Miguel Ángel Blanco en 1997. También tendremos acceso a las motivaciones
ideológicas que circulaban por los ambientes de la kaleborroka y sabremos cómo
los integrantes de los comandos eran aleccionados con unas ideas un tanto
peregrinas sobre la opresión del pueblo vasco o la independencia, con la
complicidad que en una época determinada les otorgó Francia y las trabas
logísticas que ello supuso para los que intentaron frenarles, y conoceremos
aquel terrorismo de estado que nos costó muy caro.
Entenderemos
la disciplina que mantuvieron los agentes a pie de calle en el País Vasco, la
dureza de la vida de los agentes infiltrados, su desazón por la pérdida de
algún agente por los disparos a bocajarro, las obsesiones que terminaron
destrozándoles la vida y la incomprensión de algunas decisiones políticas a las
que tuvieron que enfrentarse.
Esta
novela se une a otras en las que se refleja la realidad que se vivió en España
en aquellos años de plomo.
Gabo
vuelve a la lucha contra aquel que en su día le causó un inmenso dolor, que se
convirtió en su fijación y al que nunca pudo dar caza. Con todo, Harry, su
enemigo, no es un dios, tan solo un hombre.
Una joven inspectora de Estupefacientes, Estela
Domínguez, ayudará a Gabo en su búsqueda, conscientes los dos de que se les
está agotando el tiempo para impedir que Harri cometa un nuevo atentado.
A pesar
de todos sus esfuerzos, de todos sus éxitos que fueron muchos, la sensación
final de Gabo es siempre la de derrota, la de no haber hecho lo suficiente:
La ciudad San Sebastián aparece como eje
emocional de Gabo, quizá porque es el eje emocional del propio Fernando Benzo.
Una
buena novela contada con un estilo de novela negra y recomendable de leer para
conocer o para no olvidar el horror de una historia muy cercana. La novela es,
también, un homenaje a aquellos, mujeres y hombres, que, con su trabajo, sus
horas de desvelo y hasta con su vida, consiguieron poner fin a una época
terrible de nuestra historia.
Como ha
dicho el propio autor, ahora es el momento preciso de dar a conocer los hechos
desde el punto de vista de “los buenos”, antes de que estos desaparezcan y se
tergiverse la historia de lo que pasó entonces.
Notas
de cuando leí “LAS VOCES DE CAROL” novela de CLARA PEÑALVER.
Abril Zondervan,
escritora de éxito internacional, ha aparecido muerta, aparentemente sin signos
de violencia en su casa de Málaga, un hecho que conmociona a la opinión
pública. Pronto se descarta el suicidio. ¿Quién puede haberla asesinado, si
realmente se trata de un homicidio? La inspectora Carol Medina, que trabaja en
la jefatura de policía de Málaga,
es la encargada de la investigación. Se toma muy en serio su trabajo. Quienes
la conocen saben que su obsesiva labor policial es también una manera de no
tener que enfrentarse a su caótica vida privada. Es una mujer fuerte, temperamental
e inteligente, pero con un pasado emocional que la condiciona y atormenta en
ocasiones.
A menudo,
Carol recuerda a Gabriel, compañero de la brigada muy querido que murió en un
tiroteo estando ella presente. También recuerda a su abuelo Max, que la cuidó y
educó hasta que falleció de insuficiencia cardiaca.
Cuando Carol
descubre algunas cosas de la personalidad de la escritora, tiene que adentrarse
en la cabeza de la víctima. La novelista, diagnosticada de esquizofrenia, era
una «escuchadora de voces» que había aprendido a convertir la complejidad de su
mente en un material literario de primera clase. Carol irá avanzando en la
investigación de un caso lleno de aristas, giros y sorpresas hasta el
inesperado desenlace de las últimas páginas de la novela.
El lenguaje de la
novela es sencillo; los personajes están bien definidos, están bien descritos los procesos que
se llevan a cabo en una investigación y algunos de los
temas complejos de la trama están documentados.
Una buena trama de novela negra española
con personajes muy definidos. La novela arranca una mañana en la que el policía
Carlos Luna se dispone a dejar para siempre su identidad para presentarse como
Sofía Luna, con nuevo DNI, nueva peluca y nuevo vestuario. Jon, el hijo de un
famoso escritor de novelas históricas, ha sido asesinado, un hecho que sacude a
la Brigada de Homicidios. Hay muchos personajes que giran en torno a Jon.
Mientras avanza en la investigación, acompañada por su colega, y antigua
amante, Laura, Sofía deberá lidiar con una sociedad que se resiste a aceptar la
nueva realidad, luchar por conservar su trabajo y el amor de su hijo
adolescente de 18 años que, de repente, se encuentra sin padre y con dos
madres, y descubrir que todas las personas relacionadas con la víctima ocultan
algo. ¿Quién es el asesino? La resolución del caso tiene algo de sorprendente.
Una novela bien escrita (se nota que el
autor es guionista), con un estilo muy directo, tratando con exquisitez el tema
del cambio de identidad que está presente en toda la novela y, lógicamente se
plantean los temas de la aceptación, la integración, la tolerancia, la
comprensión. A la larga lista de protagonistas de la novela negra española
añadimos ahora a una inspectora transexual que tiene bastante de heroína. En
todas las batallas de los sexos que se plantean en la novela de Mercero, en
todas, la masculinidad sale derrotada. El autor sabe equilibrar bien el
desarrollo de la trama policiaca con la peripecia personal y los conflictos de
la protagonista Sofía Luna.