jueves, 28 de agosto de 2025


 Notas después de leer “LOCURA NUCLEAR: LA CRISIS DE LOS MISILES EN CUBA” de SERHII PLOKTY, considerado el mejor libro escrito sobre aquellos acontecimientos.

Todo empezó en 1961, con la fracasada invasión estadounidense de bahía de Cochinos en Cuba. En octubre de 1962 el mundo atravesó una crisis que puso en riesgo su propia existencia. Al descubrir la presencia de misiles atómicos en suelo cubano, John F. Kennedy se enfrentó a la Unión Soviética en un pulso que estuvo a punto de ocasionar la Tercera Guerra Mundial. Serhii Plokhy analiza a fondo con rigor y detalle el contexto en que se desarrolló la crisis y las decisiones de sus protagonistas. Se ponen de manifiesto los errores de la inteligencia americana y de los espicas soviéticos. El libro es, también, un retrato de la revolución cubana, del clan Kennedy y del ascenso y caída de Jruschov dentro del Politburó. The Wall Street Journal lo ha llamado “uno de los libros más importantes jamás escritos sobre la crisis de los misiles y las relaciones internacionales del siglo XX”.

Quizá dos de los hechos más inquietantes del libro son: que Castro deseaba de veras que se produjera un ataque nuclear contra Estados Unidos para acabar de una vez con el imperio, aunque eso supusiera el fin de Cuba, y que John Kennedy y Nikita Jrushchov, los líderes estadounidense y soviético, en realidad no sabían muy bien lo que estaban haciendo al intercambiar amenazas y mensajes confusos, quizá porque ambos querían ganar tiempo y solucionar el problema sin que nadie les pudiera acusar de haber sufrido un derrota.

Jrushchov despreciaba a Kennedy. Le parecía un joven inexperto al que podría abrumar en los múltiples frentes que entonces estaban a punto de convertir la Guerra Fría en una guerra caliente: por la existencia de un Berlín Occidental capitalista en mitad de la Alemania comunista y por el despliegue de misiles estadounidenses en Europa que apuntaban a la Unión Soviética. El líder soviético decidió colocar misiles nucleares en Cuba: por un lado, eso evitaría una nueva invasión, pero sobre todo Jrushchov quería que Estados Unidos sintiera la inquietante sensación de tener misiles cerca de casa apuntando a sus ciudades. Castro se mostró encantado, aunque poco a poco se fue dando cuenta de que él pintaba más bien poco en esa batalla entre los dos gigantes.

Plokhii cuenta cómo, a partir de julio de 1962, las armas nucleares fueron llegando a escondidas a Cuba en barcos soviéticos, cómo los operarios soviéticos empezaron a montarlas en unas precarias condiciones que incluían un calor agobiante e insoportable para gente acostumbrada a temperaturas bajas, las incomodidades de instalar ese equipamiento extremadamente peligroso en la selva tropical con el mal estado de las comunicaciones y la mala comida, todo lo cual produjo enfermedades y una generalizada caída de la moral soviética. También explica con detalle cómo los vuelos de reconocimiento estadounidenses acabaron descubriendo lo que estaba pasando.  La Unión Soviética desplegó en Cuba a unos 43.000 soldados en la isla durante el verano y el otoño de 1962.

Los equipos que rodeaban a los dos líderes intercambiaban mensajes, amenazas y promesas: si la URSS desmontaba sus misiles en Cuba, Estados Unidos retiraría los que apuntaban a Moscú desde Turquía. Pero costaba entender qué quería realmente el otro.

Kennedy secundó la estrategia propuesta por McNamara y ordenó un bloqueo sobre Cuba para evitar la llegada de más misiles, las defensas antiaéreas soviéticas derribaron un avión espía estadounidense en el llamado "sábado negro" y al final, tras intensísimas negociaciones diplomáticas Jrushchov dio marcha atrás.

Kennedy le había ganado la partida: todo el entorno moscovita sintió que su actitud al desplegar los misiles había sido temeraria y que, al final, no había sabido salir del embrollo que él mismo había creado. Jrushchov nunca se recuperó de esa sensación de derrota, aunque lo cierto es que también logró algunos de sus objetivos: Cuba no fue invadida y siguió siendo comunista, a pesar de que Castro siempre lamentaría con ira que le hubieran dejado de lado en todas las negociaciones.

Se trata de: “Un minucioso ensayo del historiador Serhii Plokhy reconstruye los entresijos de la crisis de los misiles que enfrentó a Kennedy y Jrushchov y recuerda lo cerca que estuvo el mundo de una dimensión destructiva desconocida”.

sábado, 23 de agosto de 2025


 GERARDO LIZÁRRAGA ISTÚRIZ (1905 – 1982). Se casó en 1930 con Remedios Varo, aunque se separaron. Salió de España en 1939 y se instaló en México en 1942.

viernes, 15 de agosto de 2025


Notas después de leer “CASTELLANO” de LORENZO SILVA

Este libro de Lorenzo Silva es novela, ensayo, crónica histórica y literaria, memoria personal y relato de viajes: así lo define el propio autor que en un momento dado se proclama “mesetario”.

El libro nos sitúa en 1521, cuando se produce la revuelta de los comuneros contra Carlos V y se produce en Castilla una especie de sueño de orgullo y libertad que marcó la identidad española. Carlos I de España, un joven venido de Flandes que apenas hablaba nuestra lengua, está en ese momento volcado en sus intereses en el norte de Europa en vez de atender los asuntos del reino de Castilla, en plena expansión americana.

Es la historia de la revuelta del pueblo de Castilla contra el abuso de poder de Carlos V, educado lejos de España y ajeno a sus fueros y tradiciones, y que culminó en la batalla de Villalar, el 23 de abril de 1521. Las tropas imperiales arrollaron a las de las Comunidades de Castilla y decapitaron a sus principales capitanes: Padilla, Bravo y Maldonado. Aquella jornada marcó el comienzo del declive de un próspero reino que se extendía a lo largo de tres continentes y cuya disolución dio lugar a un nuevo Imperio que se sirvió de sus gentes y sus recursos. Castilla y los castellanos han sido vistos como abusivos dominadores, cuando en realidad su alma se perdió en aquel campo de batalla y ha languidecido en tierras empobrecidas, ciudades y pueblos despobladas y pendones descoloridos.

La novela es una aproximación a aquel fracaso, a aquel sueño de orgullo y libertad frente a la ambición y la codicia de gobernantes intrusos. ¿Existe conciencia de sentirse castellano?

Es la historia de lo ocurrido siglos atrás, cuando un grupo de nobles junto a las clases populares castellanas se levantaron contra la avaricia de la corte de Carlos V en la revuelta de los comuneros. La osadía la pagaron con su vida. Se levantaron contra el segundo de los Austrias, un insensible Carlos I, que acababa de ser elegido emperador del Sacro Imperio Germano y precisaba de los recursos del principal de sus reinos peninsulares para costear su arriesgada empresa. Tuvo que enfrentarse al conjunto de las ciudades que siguiendo el ejemplo de Toledo (la arrogancia toledana) y de Salamanca (la inteligencia salmantina, destacando Francisco de Vitoria, nacido en Burgos, doctor por la Sorbona de París y catedrático en Salamanca) se negaran a pagar los impuestos exigidos en las cortes de La Coruña, antes de que Carlos I partiera con la flota imperial.

Carlos sale de España para recibir el título de Emperador de los germanos, del Sacro Imperio, cuando el ambiente no le es nada favorable, y deja a Adriano de Utrecht como regente: “El cardenal y obispo de Tortosa, Adriano de Utrecht, como indica su nombre, no ha nacido en tierras de Castilla. Permanece en el reino desde hace cinco años, velando por los intereses de su señor, el emperador, de quien fue preceptor y que le ha procurado, gracias a sus gestiones ante el papa, el capelo cardenalicio. La decisión de dejar a Adriano como regente no sólo va a ofender a los representantes de las ciudades y a quienes los han elegido. Los más agraviados, con mucho, son los nobles castellanos, que esperaban que Carlos tuviera con ellos un gesto que reconociera su influencia en los asuntos del reino. Lejos de satisfacer sus expectativas, le entrega el poder a un eclesiástico nacido en Holanda, haciéndoles ver que no confía ni se apoya en ellos. En esta ocasión, el hombre poderoso comete un error que lo va a exponer a pagar un alto precio. Subestima la cólera del pueblo defraudado, subestima también los recursos que la nobleza de Castilla tiene para ponerlo en apuros, y subestima el discurso laboriosamente trabado por los frailes de Salamanca va a remover los fundamentos de su poder”.

La historia de los acontecimientos que, desde mayo de 1520 hasta la primavera de 1521, enfrentó a un pueblo contra un monarca que no comprendió lo que estaban dispuestos a hacer un grupo de nobles y prelados, caballeros y gente de a pie para defenderse de las injustas exacciones con las que iban a ser oprimidos.

Silva viaja al interior de Castilla, a los escenarios más emblemáticos de aquella revuelta de los comuneros y se adentra en su memoria personal, en los episodios de una biografía que lo forjaron como escritor e intelectual comprometido con la defensa de la libertad.

Lorenzo Silva nos acerca a un grupo de figuras que protagonizaron aquella historia de los comuneros: Juan de Padilla y su esposa, doña María de Padilla, hija del Gran Tendilla, la reina doña Juana, a la que se procura implicar en la revuelta para que recupere el trono, los magnates de Castilla apoyando algunos a los comuneros, defendiendo otros sus privilegios, los consejeros del inexperto rey, como Adriano de Utrecht (regente en ese difícil año y Papa en 1522), aguerridos prelados como el obispo de Zamora, Antonio de Acuña, que aspiraba a ser elegido arzobispo de Toledo, las principales ciudades de Castilla que adquieren vida a través de las reivindicaciones de sus procuradores o representantes: Toledo, Salamanca, Segovia, Medina, Tordesillas, Burgos, trazando un itinerario que se cierra en Villalar.

Un libro que leo con interés y que me permito aconsejar a quien esté interesado en ese periodo de nuestra historia.

jueves, 7 de agosto de 2025



 AYANA V JACKSON, fotógrafa nacida en 1977 en Estados Unidos y ha trabajado en Estados Unidos, México y Sudáfrica. Reside en Nueva York.