Notas de cuando leí “BAJO LA PIEL” novela de SUSANA RODRÍGUEZ LEZAUN
Con esta novela, la autora nos
ofrece un nuevo personaje, impactante, original, transgresor y que da la
sensación de haber llegado para quedarse. El personaje es Marcela Pieldelobo,
peculiar incluso en el apellido, nacida en Biescas, pueblo situado en el
corazón del Pirineo aragonés y, desde hace una década, inspectora del Cuerpo
Nacional de Policía destinada en Pamplona, escenario de esta nueva novela.
Una mujer excesiva en sus
costumbres y afectos, y también en el original tatuaje que se enrosca en su
cuerpo y que apenas nadie conoce, incumplidora a rajatabla de los
procedimientos policiales habituales y un tanto irreverente y aficionada a
beber Jägermeister
(digestivo / orujo alemán).
En esta novela deberá resolver
un aparente accidente de tráfico que muy pronto le hará relacionarse con esa
institución católica tan asentada en Navarra (el Opus Dei) que extiende sus
redes por los ámbitos políticos, mediáticos, sociales y económicos, de tal modo
que resulta muy difícil enfrentarse a cualquiera de sus miembros, numerarios o
no.
“Bajo la piel” es una
novela ágil en la que iremos conociendo detalles de la infancia de la
inspectora y de su presente familiar y afectivo.
El pasado, en forma de un padre
maltratador que reaparece tras la muerte de su madre y llama con furia a su
puerta, pero Marcela tiene cosas más urgentes que atender, como el caso de un
bebé abandonado en un aparcamiento solitario y un coche de alquiler siniestrado
sin rastro del conductor, pero con manchas de sangre y huellas de rodadas…
Cuando las pistas conducen a una conocida empresa propiedad de una de las más
tradicionales e influyentes familias locales, sus superiores deciden apartarla
del caso… Pero Marcela, fiel a sus principios y a su instinto, insiste en ir
más allá, aun a costa, ahora, de su propia vida, pero tiene algunos apoyos: un
compañero leal, Miguel Bonachera, y un amante sensato y paciente, Damen, colega
policial de otro cuerpo, que poco a poco irá ganando terreno en el corazón
dolorido y espinado de Marcela.
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