Notas de cuando leí “PASIONES CARNALES. LOS AMORES DE
LOS REYES QUE CAMBIARON LA HISTORIA DE ESPAÑA” de MARTA ROBLES.
La escritora escribe sobre nuestra
historia, aireando las pasiones, vicios y anécdotas de los reyes de
España; la sombra de las pasiones reales desde don Rodrigo, último rey
visigodo, hasta Alfonso XIII. Esta la historia que airea Marta Robles con humor y,
también, con rigor histórico en veinticuatro episodios. Son las debilidades
sexuales y amorosas de los reyes y reinas de 12 siglos de nuestra historia.
Todos los reyes, reinas y poderosos son humanos,
tienen pasiones en torno a las cuales hay toda clase de sentimientos: amor,
traición, odio, lealtad, celos, ambición, ganas de matar...
Dice la autora que la ambición y el amor se juntan en
la historia de nuestros reyes, porque el matrimonio no era más que una
extensión del contrato de los propios reinados. Ahí no había amor, solo los
intereses de los reinos para buscar alianzas o hacerse poderosos.
Alfonso X
el Sabio era el rey al que más le gustaba lo que ahora llamaríamos farándula, rodeado
de juglares y, sobre todo, juglaresas y soldaderas (las prostitutas de la
época). Una de ellas, su amiga María la Balteira, fue fundamental en su reinado
porque jugó un papel clave a su favor cuando se sublevaron los reyes moros de
Murcia y Granada, tributarios de Castilla.
Nuestros reyes más adictos al sexo fueron Felipe
IV y Alfonso XIII. Al primero le daba igual la condición de sus amantes con tal
de que las relaciones fueran cortas, solo tuvo una más larga con la Calderona.
Felipe IV se obsesionó con una monja y Alfonso XIII era un devoto del porno y
contribuyó a los guiones de veinte películas, a razón de seis mil pesetas por
cada una de ellas, que pagaba la casa real. Luego le
gustaba recrearlos con su amante, la actriz Carmen Ruiz Moragas.
Y el mejor rey de nuestra historia, quizá fue Carlos
III. Se casó con María Amalia de Sajonia y cuando ella murió no volvió a tener
relaciones, porque tenía miedo a perder la cabeza como su padre, Felipe V.
El pene más feo de la realeza fue el de Fernando VII.
Era fino en la base y gordo en la cabeza, como una seta. Eso hizo costosas sus
relaciones sexuales. Fernando VII era un tipo horroroso por todas partes,
ignominia pura para la historia de España. Fue el rey deseado y fue el rey
felón.
Felipe II fue un gran rey, pero la imagen que tenemos es
de un rey que cumple las normas de manera férrea, siempre vestido de negro. Lo
curioso es que este rey se casó cuatro veces, tuvo infinidad de amantes y una
colección de pintura erótica que le encargó a Tiziano donde las protagonistas tenían su propio rostro y el de su amante
Isabel de Osorio.
Isabel II
fue una niña desprotegida. Dicen que era una ninfómana, pero en realidad todos
los borbones (o casi todos) tuvieron mucha afición al sexo. Ella, además, era
bulímica; la ansiedad la lleva tanto al sexo como a la comida. Luego se casó, por
obligación de Estado, con un hombre al que no le gustaban las mujeres... En
cualquier caso, Isabel II hizo lo que le dio la gana.
Alfonso XII fue el primer rey que se casó por amor. Murió
joven y se le lloró mucho. Se casó por amor con María de las Mercedes, por eso
el pueblo lo celebró mucho, pero ya tenía una relación con la cantante Elena
Sanz, que siguió después.
El libro descubre cómo afectan las relaciones más
íntimas y personales de los reyes y otros poderosos a la historia de España y demuestra
que, lejos del puritanismo de alguna historia oficial, sus
protagonistas -acompañados por sus consejeros, validos, ministros,
cortesanos, esposas, concubinas e hijos legítimos o ilegítimos- no solo
batallaron y gobernaron, sino que además gozaron y se divirtieron mucho más que
el resto de los mortales.
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