Yasmina Khadra es el pseudónimo del escritor argelino Mohammed
Moulessehoul. Es el autor de títulos como “Morituri”, “Lo que
sueñan los lobos”,” El escritor”, “Las golondrinas de Kabul”, “El atentado” o “Lo
que el día debe a la noche”.
Notas
después de leer “Dios no vive en La
Habana” de Yasmina Khadra.
Los nuevos aires en
La Habana no parecen afectar a Juan del Monte Jonava. A sus sesenta años, sigue
cantando sones, rumbas y boleros en el café Buena Vista como lleva haciendo
desde hace décadas: levantando la pasión del público con su voz, especialmente
de las turistas extranjeras. Se le conoce como Don Fuego. Pero los tiempos
están cambiando y la privatización del Buena Vista le deja en la calle sin
empleo. Don Fuego piensa que, dada su reputación, alguien le contratará, pero
las oportunidades no llegan como el esperaba. Nadie le llama, salvo para algún
bolo de telonero El encuentro con Mayensi, una joven misteriosa e inestable que
huye de la Policía, recién llegada a La Habana en busca de empleo, dará un
vuelco a su existencia. Recupera la pasión y las ganas de vivir. Pero la
extraña actitud de Mayensi puede hacer que la felicidad recuperada sea solo un
paréntesis. Con la música cubana de fondo y el sonido de las olas, Yasmina
Khadra nos adentra en el país de los contrastes y los sueños sin cumplir.
Cuba es
la protagonista de la historia. El autor argelino narra la vida
cotidiana de miseria y supervivencia de la mayoría de los cubanos y el
contraste con las fiestas que se organizan para los dirigentes, la actuación de
los chivatos de la Policía y el funcionamiento de la burocracia del régimen.
Una
novela que se lee de un tirón, con el sabor de ese ambiente cubano que resuena al compás
de su música.
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