“El enigma Kungsholm” novela de José Yoldi
Se trata de una novela negra con una trama inspirada
en la ingeniería financiera desde un gran despacho de servicios jurídicos y
financieros, expertos en ingeniería fiscal, de los que ayudan a pagar menos
impuestos y a operar desde los límites de la legalidad o fuera de ella:
plusvalías inmobiliarias, fraude del IVA por facturas ficticias, las
recalificaciones, trama de blanqueo de dinero del narcotráfico y asesinato de
un abogado. Y detrás de todo ello, la investigación de una periodista que
conoce bien los entresijos de la policía y las limitaciones de trabajar en un
diario demasiado vinculado con el poder.
Estamos en el Madrid de 1991. Leandro, el conserje de
un inmueble del Paseo de Recoletos, encuentra el cadáver de un hombre en el
patio de luces. Se trata del cadáver de Ildefonso Cortázar, un abogado de
prestigio que lleva los asuntos de Kunghsholm, una multinacional sueca que ha
desembarcado en el mercado inmobiliario español. ¿Se trata de un suicidio o de
un asesinato. Ha caído desde la sala de juntas de la empresa, en el quinto
piso.
El autor dice que la historia que cuenta está
inspirada en un suceso que él cubrió como periodista a comienzos de los años
1990.
En la novela, Paz Guerra, una joven periodista de
investigación del imaginario diario La Crónica, intenta
descifrar el enigma. El abogado
fallecido estaba en todas las salsas de los negocios madrileños y nadie quiere
que éstas sean investigadas. Cortázar se sentaba en el consejo de
administración de un banco junto a Fermín Fernández Román, el consejero
delegado de La Crónica.
La investigación en la que se empeña la reportera la
lleva a un mundo de poderosos: banqueros de rapiña, constructores que no quieren dejar un hueco de España sin su
ladrillo, políticos encantados de codearse con la Beautiful y directivos de periódicos que navegan
entre dos aguas, pero que saben cuál es el agua más segura para sus intereses.
Yoldi es un profesional de la información judicial y
conoce de lo que escribe. Por ello los personajes de su novela: jueces,
fiscales, abogados, policías y forenses son muy creíbles, como lo son los
periodistas que aparecen en el texto, desde el reportero Kiko Merino, que acosa
a las becarias, hasta el director, pasando por el jefe directo de Paz Guerra,
el cuarentón Agustín Cantero.
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