Notas después de leer “La Asamblea de los Muertos” novela de
Tomás Bárbulo
Cuatro
parejas inician un viaje al norte de África en un minibús alquilado. A primera
vista, parecen unos turistas con ganas de disfrutar de sus vacaciones, un grupo
formado por el Guapo, el Yunque y la Yunque, el Chiquitín y la Chiquitina, el
Chato y la Chata, pero en realidad
los hombres forman parte de una banda de delincuentes madrileños de Vallecas,
banda de poca monta y que se dirigen a Marrakech con un encargo: desvalijar un
banco. La Guapa, embarazada, se queda en Madrid.
Como
cerebro de la operación aparece un joyero francés conectado con la jet set
internacional, que les proporcionará un guía y un contacto sobre el terreno, y,
una vez finalizada la tarea, una bolsa de nada menos que dos millones de euros.
Sin embargo, pronto surgirán los problemas, y lo que debía ser un golpe
perfecto, deriva en una serie de acontecimientos imprevisibles que arrastran al
grupo a una situación que jamás habían imaginado. La novela concluye con un
asombroso final.
No
olvidarse del protagonista que es guía, traductor y experto en descerrajar
cajas fuertes y que recibe el apodo de El Saharaui.
Una
novela original, divertida, bien planteada, ágil, con ritmo, con intriga, bien
escrita y con personajes bien definidos.
El
autor es un conocedor profundo del mundo árabe, especialmente del norte de
África. Le conocí cuando hace años leí su libro “La historia
prohibida del Sáhara español”, por ello, cuando vi esta novela suya me interesó
incluso antes de su lectura.
Por lo que he leído, el final de La asamblea de los muertos es sólo el comienzo de "una serie de novelas sobre el Estado Islámico" que tendrán como hilo conductor al Saharaui, ese personaje enigmático.
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