lunes, 23 de marzo de 2020


Notas de cuando leí “HABANA REQUIEM” de VLADIMIR HERNANDEZ un escritor cubano afincado en Barcelona desde hace más de una década.
“Habana réquiem” es un retrato de la Cuba y de La Habana más actual. El autor conoce bien La Habana, ciudad en la que nació.
Aquella marginalidad que emergió en los noventa, consecuencia de la crisis del país, parece que lo inunda todo en La Habana actual.
Cuba se tensa en medio de la recesión y el Estado intenta maniobrar con un falso aperturismo económico, pero la mentalidad insular ha cambiado y el ciudadano de a pie ya no parece tan dócil como ha sido durante medio siglo. La marginalidad amenaza con desbordar el sistema.
En la Mazmorra, unidad de policía del distrito de Habana Vieja, los oficiales de la Policía Nacional Revolucionaria, la famosa PNR, intentan enfrentarse al naufragio social, pero los propios agentes de la Ley, son unos diques muy precarios para contener tanta miseria social.
Un presunto suicidio, un violador en serie, y el cadáver de un joven negro relacionado con drogas de diseño, son los puntos de partida del argumento de esta novela. Tres tenientes de la Mazmorra: el veterano Puyol, la arribista Ana Rosa y el expeditivo Eddy, son los encargados de llevar esas investigaciones a buen destino trabajando contra reloj. Cada uno de ellos emplea métodos diferentes, pero todos comparten una máxima emblemática: «Ser un buen poli implica ensuciarse las manos».
Eduardo Serrat, Eddy, es teniente de policía en la 2ª Unidad de la Habana Vieja, conocida como La Mazmorra. Bastante bruto en sus métodos de trabajo. Es quien investiga el asesinato de un traficante de drogas de diseño. Puyol es un veterano, trabajador, disciplinado y muy preocupado por su familia. Investiga un aparente suicidio; el no cree que sea tal.
Ana Rosa Iznaga, teniente de 32 años, casada. Su máximo interés es ascender. Investiga los crímenes de un violador en serie que sodomiza ancianas.
Una novela de género negro, entretenida, dura, bien escrita, con personajes singulares muy definidos y muy distintos entre sí,que te acercan a una ciudad que se derrumba y a la gente que intenta sobrevivir en ella.
Hay una Habana oculta a los turistas que muy poca gente conoce, porque todos se empeñan en ocultarla. Una Habana que da miedo, donde los policías extorsionan a las jineteras y a los vendedores ambulantes, donde existe una burguesía de barrios residenciales y coches último modelo solo al alcance de los allegados al régimen. Llama la atención que, siendo Cuba un país constitucionalmente comunista, sin libertades, haya tribus urbanas (aparecen en alguna novela de Padura) más propias de otras ciudades y que proliferen las drogas de diseño.
Como dice el propio autor: “La política y el comentario social están en el subtexto de lo narrado, disponible para el lector inquieto”.
¿Qué es lo que denunciaría de la situación actual cubana?, le preguntaron al autor y éste respondió: Si fuera el caso, denunciaría la situación de incertidumbre que se vive allí. La impresión de que el presente está en manos de ciertas potestades que no conectan con las necesidades de la mayoría”.

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