KENIA
El fraude en las elecciones presidenciales celebradas en Kenia el pasado 17 de diciembre de 2007, uno de los paises más estables y ricos de África, ha derivado en un aténtico polvorín.
El poder ha falseado los resultados para que continuara Mwai Kibaki, del Partido Unidad Africana, como Presidente, frente al lider opositor Raila Odinga, del Movimiento Democrático Naranja.
Obtenida la independencia en 1963, el primer Presidente de Kenia fue Jomo Kenyatta, uno de los líderes africanos en la lucha anticolonial. A Kenyatta le sucedió el autoritario Daniel Arap Moi, que se mantuvo en el poder 24 años. Las elecciones de 2002 las ganó Kibaki.
Kenia nunca ha sido una verdadera democracia, pero en esta ocasión parecía que se iban a respetar las reglas de la democracia y los resultados de las urnas, pero no ha sido así.
Kibaki, de la tribu kikuyu, mayoritaria en el país, se ha atribuido la victoria electoral, algo que no ha admitido Odinga, de la tribu lúo. Los kikuyu siempre han detentado el poder político y económico en el país. Pero Kenia está viviendo un conflicto político, aunque aparezca como un conflicto con ribetes tribales.
Lo exigible sería un nuevo recuento de los votos con garantía de observadores internacionales, un compromiso de los líderes políticos keniatas de no acudir a la violencia y una actuación judicial solvente frente a los responsables de las matanzas ocurridas en Kenia en las útimas semanas con cerca de 600 muertos desde la celebración de las elecciones. También en Kenia han aparecido los machetes, que de ser un símbolo de lucha por la justicia se han convertido en un arma asesina en muchos conflictos africanos.
Kenia es el pais de las playas de Mombasa y de los grandes parques naturales. Es una auténtica potencia turística en África, superados los efectos negativos de los atentados terroristas de Al Qaeda en 1999 y 2002, es la sede de muchas multinacionales que operan en África y centro operacional de bastantes ONGs que trabajan en los paises de la zona.
La economía ha crecido en los últimos años a una media del 6%, pero la mitad de la población vive en la pobreza, no se ha acabado la corrupción y no se ha conseguido una sociedad étnica integrada con la soñó Jomo Kenyata.
Todos los observadores indican que las elecciones las ganó Odinga, pero Kibaki no ha aceptado los resultados que le daban perdedor. En las elecciones legislativas que se celebraban el mismo día, el Partido de Odinga ha obtenido tres veces más de escaños que el Partido del actual Presidente.
Cuando parecía que la crisis podía encauzarse, Kibaki ha nombrado a los 17 miembros de su Gobierno sin tener en cuenta al primer partido de la oposición. Se puede haber perdido una posibilidad de negociar una salida pacífica al conflicto. La decisión de Kibaki puede haber tirado por la borda muchos esfuerzos de la comunidad internacional.
En el África subsahariana siguen conviviendo con dificultades modelos sociales tradicionales y las estructuras de poder modernas. No es fácil que se acepte como normal el traspaso del poder del Gobierno a la oposición después de unas elecciones. La alternancia en el poder en los términos que la entendemos por aquí no se admite facilmente en África, donde la llegada al poder suele significar acceder a las pautas de la corrupción y al saqueo de la riqueza del pais en beneficio de los gobernantes y su tribu.
Kenia es un centro de riqueza en la región y sería un desastre que saltara hecha pedazos. Sería bueno que Kenia recuperara la estabilidad y que junto a Sudáfrica fueron centros de progreso a los que debieran sumarse Nigeria y la República del Congo.
La solución política y pacífica del conflicto surgido en Kenia aparece como absolutamente necesario y urgente.
1 comentario:
Buena reflexión. Ojala.
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