“PURGATORIO” de JON SISTIAGA
«¿Nunca te has
preguntado si lo que hicimos estuvo mal y si todavía estemos a tiempo de
repararlo?»
Jon Sistiaga
debuta como novelista con una historia en torno a las heridas todavía abiertas
del conflicto vasco.
Hace treinta y
cinco años, Imanol Azkarate, empresario vasco y dueño de “Azkarate Logistics”,
la mayor plataforma de distribución de bebidas y alimentos de la provincia, fue
secuestrado y ejecutado por dos terroristas de la “Organización” que nunca
fueron detenidos ni identificados, por negarse a pagar el impuesto
revolucionario a la banda. Uno de ellos, Josu Etxebeste, que regenta un popular
restaurante en Guipúzcoa, guardó todas las cartas y dibujos que hizo el
secuestrado durante el cautiverio. Fue él quien asesinó años atrás a Imanol
Azkarate, después de secuestrarlo y mantenerlo encerrado durante más de diez
días. Ahora, ha decidido confesar su crimen y entregar ese
material a Alasne, la hija de la víctima, y entregarse al comisario Ignacio
Sánchez, el policía que investigó el secuestro. Sin embargo, Josu Etxebeste solo
confesará si Sánchez reconoce a su vez que fue un despiadado torturador.
Mientras se concilian ambas posturas, los resortes durmientes de la
Organización se movilizan. Antiguos militantes que nunca fueron detenidos y que
no tienen ninguna intención de confesar y cambiar sus cómodas vidas en la
Euskadi del posconflicto tratarán de detener ese acercamiento.
Hay temas complicados de narrar porque las
heridas no están sanadas aún y hay demasiado dolor de por medio, como es el
tema del terrorismo que se vivió durante años en el País Vasco y en toda
España. El pasado no se puede enterrar fácilmente. Queda bien reflejado
en la novela que cuando se decide defender una idea con violencia, estamos
hablando de asesinatos, y que estos solo producen dolor. Dolor y odio. Y el
odio es un sentimiento difícil de erradicar cuando va arraigando entre un
colectivo año a año, generación tras generación.
El autor, que
conoce bien el tema, retrata un negro periodo del País Vasco, donde las culpas
no se entierran ni se esconden, sino que afloran y se reconocen. Habla de una
tierra sembrada de armas oxidadas en zulos abandonados, de traiciones, de lealtades
y secretos, de terroristas arrepentidos, de terroristas orgullosos y de
víctimas que no pueden cerrar su duelo. Se ha pasado página muy rápido, quizá
porque era necesario socialmente después de 50 años de violencia.
Dice el autor: “La
novela habla de los orígenes de ese terrorismo y quién está siempre detrás y
quién es el que convence a jóvenes más o menos idealistas o lanzados a cometer
sacrificios humanos en aras de una causa. Es un libro sobre la manipulación de
las emociones y los deseos, sobre la tergiversación de la historia, sobre la
distorsión de la realidad”.
Una novela
valiente que es eso, una buena novela, que se lee como un thriller hasta
la última página, con personajes complejos bien construidos en la trama, desde
los autores de los atentados, hasta las víctimas, los familiares de éstas, el
papel que desempeñaron no siempre con limpieza miembros de las fuerzas y
cuerpos de Seguridad del Estado, los silencios y la complicidad de una parte de
la sociedad vasca, que justificaba la violencia y protegía a quiénes
ejecutaban los atentados o los que preferían mirar hacia otro lado, el papel de
la Iglesia, que en muchos casos estuvo al lado de los que atentaban o que
defendían las ideas de la organización terrorista y la responsabilidad de los
máximos responsables de esa banda terrorista que sembraron el fanatismo y
enviaron a la muerte o a la cárcel a cientos de jóvenes sin mancharse ellos las
manos.
“Nada ético y
honesto puede florecer cuando lo riegas con sangre, cuando necesitas matar para
convencer” …
Como el propio autor recuerda: “Hay más de 300 casos de asesinatos sin resolver en Euskadi. Todavía quedan
unas 200 personas que tienen respuestas para esos más de 300 casos. Ahora
tendrán entre 60 y 85 años, podrían hablar y resolver un asesinato. Se sabría
quién fue el ejecutor y eso aliviaría a muchas víctimas, si ese ejecutor es
además juzgado y condenado, aunque muchos crímenes habrán prescrito. Pero
quién los mandó ejecutar?, quién los convenció?”
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