Notas después de leer “INDEPENDENCIA” novela de JAVIER CERCAS
Inspirándose en el mosso d’esquadra que
abatió en 2017 a los terroristas de Cambrils, Javier Cercas creó “Terra Alta”, con Melchor Marín de protagonista un
detective hijo de una prostituta asesinada, expresidiario, lector
impenitente de novelas (sobre todo de 'Los miserables' de Víctor
Hugo), sagaz y expeditivo en su desempeño profesional, que tras perder a su esposa Olga se
queda solo con su hija Cosette. Este policía se integra como un protagonista importante
de la novela negra de las últimas décadas.
En “Independencia”
vuelve el “mosso” Melchor Marín a Barcelona requerido por Blai, su antiguo jefe y ahora inspector,
para que colabore con otro conocido, el sargento Vázquez, para
investigar un caso vidrioso: están chantajeando con un video sexual a la
alcaldesa de la ciudad. No se trata de Ada
Colau, porque el chantaje tiene lugar en un 2025, cuando la actual alcaldesa pertenece
al pasado, como el “procés”, que se da por fracasado. Cataluña
no es una balsa de aceite, pero el
'procés' y el coronavirus parecen episodios históricos superados.
El policía he enviudado y quiere abandonar el cuerpo para ser
bibliotecario como su mujer y vivir tranquilo, cuidar de
su hija Cosette, y olvidar los sinsabores de su oficio. Nadie al verlo puede
dudar de su profesión, como le dice Rosa Adell, una de las secundarias de la
novela y memoria de episodios anteriores. En el retorno a Barcelona se
hospedará junto a su hija en el domicilio de su amigo, el abogado Vivales, otra
pieza para el reparto escalonado
de pesquisas entre cenas informales y películas de westerns de fondo.
Siente pesar por no
haber encontrado a los asesinos de su madre, pero con su sentido de la justicia
y su integridad moral, Melchor debe desmontar una extorsión que no se sabe si
persigue el simple beneficio económico o la desestabilización política, y, para
hacerlo, se adentra en los círculos del poder, donde reinan el cinismo, la
ambición y la brutalidad corrupta.
Es una novela
absorbente, poblada de personajes memorables y que se convierte en un retrato
demoledor de la élite política y económica barcelonesa, y es un alegato contra
la tiranía de los dueños del dinero y los amos del mundo. El juicio de esa élite se desprende
de las opiniones de los representantes de la sociedad rica y poderosa (Casas,
Vidal y Rosell), hijos de papá, acostumbrados a actuar impunemente como los
dueños naturales de Cataluña, quienes reconocen lo que el “procés” tuvo de
embaucamiento colectivo.
El retrato de esos pijos es inmisericorde: depravados,
cínicos, corruptos, manipuladores de las vidas ajenas y frente a ellos, Ricky
Ramírez, compañero suyo en Esade, hijo de un sindicalista, encarna al pobre que
confía en que arrimarse a los “buenos” ayuda a convertirse en uno de ellos. En
él se traza al antihéroe solapado, al pobre diablo destinado a perder en la
telaraña irrompible del dinero y del poder, al desdichado, al que se utiliza y
desprecia.
Me
pareció una muy buena novela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario