JORGE EDWARDS nació en 1931 en Santiago de Chile y fallecía en Madrid el pasado 17 de marzo. Tenía 91 años. Escritor, diplomático, periodista, ensayista, Premio Cervantes en 1999.

Seguramente le descubrimos por su obra “Persona non grata” en la que nos cuenta su experiencia en La Habana como representante del Gobierno de Salvador Allende en 1971. Estuvo allí tres meses y por su visión crítica de la Revolución cubana y sus relaciones con escritores disidentes, fue declarado “persona non grata” por Fidel Castro.

Tras el golpe de Estado en Chile en 1973 también fue declarado “persona non grata” por Pinochet y se marchó a Barcelona.

Además de “Persona non grata”, me atrevo a recordar algunos de los textos que he leído de Jorge Edwards: “El whisky de los poetas” de 1994, una colección de ensayos de buena literatura; “El inútil de la familia” una novela que recorre los años finales del siglo XIX y el siglo XX a partir de un pariente cercano suyo Joaquín Edwards Bello; “La última hermana” una muy buena novela con la historia de una mujer de origen chileno en el París ocupado por los nazis.

Lo último que he leído suyo ha sido “Prosas infiltradas”, una colección de ensayos sobre la actualidad política y social y sobre la cultura occidental a partir de un breve listado de autores.