Notas después de leer “LAS FIEBRES DE LA MEMORIA” de GIOCONDA BELLI.
La historia fue
desentrañada por el historiador y escritor nicaragüense, de ascendencia
alemana, Eddy Kuhl, y aprovechada por la escritora Belli para urdir una novela
histórica, familiar y dramática. La autora rescata su propia historia familiar.
Estamos en el
año 1847. Charles Choiseul de Praslin, un noble acostumbrado a una vida ociosa
y regalada de la corte de Luis Felipe I de Orleans, rey de Francia, se ve
acusado de un crimen pasional, haber matado a su esposa. A instancias del
propio rey, gran amigo suyo, de Praslin finge su suicidio y logra salvar la
vida. Huye de Francia gracias a la ayuda del rey Luis Felipe I de Orleans y comienza
un periplo que le lleva desde su país natal hasta Inglaterra, Estados Unidos y,
finalmente, Nicaragua, cuando el filibustero William Walker incendia la ciudad de
Granada.
El fugado deberá
esforzarse para adaptarse al personaje que irá creando en su huida. En Nueva York conocerá al poderoso magnate Cornelius Vanderbilt quien
lo invita a acompañarlo en la Ruta del Tránsito, a través del río San Juan y el
lago de Nicaragua. Seducido por la vegetación tropical y la exótica belleza de
ese país, decide quedarse, atraído por la idea de que en ese lugar remoto nadie
podrá reconocerlo. En Matagalpa, ciudad de las brumas, su destino se cruza con
el de una mujer cautivadora, la joven viuda Margarita Arauz, a quien llaman la
Rosa Blanca.
Gioconda Belli se
adentra en esta novela en prosa que es pura poesía por la belleza narrativa,
en la historia verídica de su misteriosa abuela Graciela
Zapata Choiseul de Praslin, la mujer fuerte y vital a quien visitaba en la
pequeña ciudad rodeada de neblina. Siguiendo el hilo de la historia familiar,
Belli engarza en una narrativa de enorme belleza el gran escándalo de la corte
francesa del siglo XIX y el origen de su progenie.
Las
fiebres de la memoria es una novela de amor, misterio y aventuras, de
ficción e historia real, una mirada íntima al reto de reinventarse una
identidad, y aceptar una segunda oportunidad.
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