Notas después de leer “EL JARDÍN DE CARTÓN” novela de SANTIAGO ÁLVAVREZ
En marzo, el fuego, la pasión y la
fiesta se adueñan de Valencia. Tras la primera mascletá, “Aquí, en Valencia, fabricamos la
ceniza más cara del mundo”,
Mejías y Berta, son citados de forma misteriosa por Gaspar Aparisi,
empresario que les propone encontrar los restos del único whisky producido en
tierras valencianas, hace ya doscientos años, el Ullal Blau. El detective Mejías
quiere rechazar el encargo, pero la recompensa es precisamente el dinero que
necesita para saldar su deuda con Hacienda. O consigue una buena cantidad de
dinero o se quedará sin piso y sin negocio, porque lo van a embargar por una
deuda de impuestos que olvidó pagar.
Será otro caso, el de Augusto
Lloret, que lo contrata para averiguar quién está detrás de los sabotajes
que le están haciendo a su falla, el que lo llevará hasta una plaza valenciana
en la que en un edificio se han hecho fuertes sus habitantes,
los Fuster, personajes que por sus características no pueden ser los
encargados de los estragos que les imputan.
Pero en ese edificio también vamos a
encontrar a Julia Ferrer una anciana pegada a un libro que cuenta sus
orígenes y que es la llave que resuelva el caso en el que se han metido.
Tras la cara más visible de la
representación fallera, veremos corrupción y los intereses económicos y
políticos.
Los protagonistas son el detective
cuarentón, Vicente Mejías, que bajo el inclemente sol valenciano no
abandona su traje y gabardina, y Berta, su secretaria, estudiante de
periodismo que es también su ayudante y su contrapeso en toda la narración.
Mejías es un tipo duro, cínico,
cabezota, apasionado e irónico, siempre cargado con su ventolín y entendido en
whisky, en particular del escocés Laphroaig.
Berta condicionada por las reglas que su
jefe le impone es una buena chica, lista e inteligente, de memoria fotográfica
y algún kilo de más que le resta algo de autoestima, fanática de los
pendientes, dotada de artes adquiridas en su pueblo natal que le ayudarán en
episodios de la novela. Suele utilizar las nuevas tecnologías pero se ve
obligada a escribir informes en la vieja Olivetti de Mejías.
La investigación les conducirá al
corazón de la fiesta fallera. Las raíces del asunto se hunden en el pasado,
escenarios sepultados por la culpa, el dolor y el odio.
Importan los
personajes secundarios como el gitano Manuel y su hijo, Pablito, claves en
la escena de desenlace del libro, o Jordi, el periodista trepa, que engatusa a Berta.
Un libro de intriga, novela negra en la
que se nos muestra la Valencia más sórdida con dos personajes muy particulares.
La novela no me ha convencido del todo.
Obra anterior del mismo autor con el
detective Mejías es “La Ciudad de la Memoria”.
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