Notas de cuando leí “EL ÚLTIMO BARCO” novela de DOMINGO VILLAR.
El pasado 18 de este mes de mayo falleció Domingo
Villar, uno de los mejores autores de novela negra.
La hija del doctor Andrade vive en una casa pintada de
azul, en un lugar donde las playas de olas mansas contrastan con el bullicio de
la otra orilla. Allí las mariscadoras rastrillan la arena, los marineros lanzan
sus aparejos al agua y quienes van a trabajar a la ciudad esperan en el muelle
la llegada del barco que cruza cada media hora la ría de Vigo.
Una mañana de otoño, mientras la costa gallega se
recupera de los estragos de un temporal, el inspector Leo Caldas, un veterano inspector
de policía de Vigo, recibe la visita de
un hombre alarmado, el doctor Víctor Andrade, por la ausencia de su hija,
Mónica Andrade, que no se presentó a una comida familiar el fin de semana ni
acudió el lunes a impartir su clase de cerámica en la Escuela de Artes y
Oficios.
Leo Caldas, acompañado de su ayudante Rafael Estevez, en el escenario de la Ría de
Vigo y aledaños, pronto comprobará
que, en la vida como en el mar, la más apacible de las superficies puede
ocultar un fondo oscuro de devastadoras corrientes.
Una muy buena novela policiaca,
bien escrita, bien estructurada y con un cuidado particular en los diálogos.
Leo
Caldas, ya había protagonizado las dos novelas anteriores de Domingo Villar: “Ojos de agua” y “La playa de los ahogados”.
Hay en la novela un muy interesante paisaje
humano que destaca en la novela: el enigmático Camilo Cruz, un joven
impenetrable cuyos silencios, extraños balanceos y un don especial que le permite hacer de memoria
dibujos magistrales que describen unas peculiaridades claves en la
investigación.
El vagabundo Napoleón, culto, reflexivo, que mendiga apostado con su perro, testigo
de mucho más que del deambular de los transeúntes, y que acostumbra a ofrecer
breves enseñanzas de latín a cambio de unas monedas.
El impulsivo y malhumorado agente Rafael
Estévez, ayudante del inspector Caldas, con su fondo de bondad, al que se le
hace difícil comprender el carácter indeciso de los gallegos.
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