Notas después de leer “POLVORA, TABACO Y CUERO”, novela de JAVIER VALENZUELA
La novela se sitúa
entre el 24 de diciembre de 1936 al 6 de
enero de 1937, en un Madrid cercada por las tropas de Franco y donde un millón
de personas sufren frío, hambre y bombardeos. Ramón Toral, un anarquista
elegido delegado de Seguridad del barrio de Tetuán, recibe la denuncia del
asesinato de una vecina. La denunciante es Marcela Burgos, maestra y pionera de
Mujeres Libres, organización feminista de la CNT,
que sospecha que se trata de un crimen machista, que el autor del crimen es el
marido de la víctima y que la habría matado tras descubrir sus relaciones con
otro hombre. Toral recibe enseguida otro encargo: desmantelar una red de
tráfico de salvoconductos. Para resolver los dos casos, visitará trincheras,
hospitales y cabarés, y se las verá con héroes de la defensa de Madrid como el
general Miaja, el albañil anarquista Cipriano Mera, la poeta y militante de la CNT Lucía Sánchez Saornil o
el escritor Arturo Barea.
La
novela dibuja una panorámica del Madrid libertario de la guerra, desde los
círculos de los ateneos a la organización popular de las milicias en barrios en
los que CNT tenía mayor presencia.
Valenzuela rinde homenaje a aquel Madrid
que resiste, al que Antonio Machado llamó «rompeolas de todas las Españas» y
propone como personaje al que puede ser el primer detective anarquista de la
novela negra, un personaje que libra una batalla por la
igualdad de las mujeres en unos tiempos particularmente machistas.
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