Notas después de leer “LA CARRETERA DE LA COSTA” novela de KEPA MURUA
“La Carretera de la costa” es la vía que discurre por localidades como Zarautz,
Getaria y Zumaia. Podría
llamarse Ceferino Peña, el hombre que con su muerte un 16 de mayo de
1980, marca la voz del narrador, por
ser una víctima de ETA que la organización terrorista reconoce como un error.
La muerte de Ceferino Peña y los ojos de su pequeña hija quien lo ve morir a
manos de “Korta”, se convierten en pilares para las reflexiones del narrador,
quien nos cuenta lo que pasaba por la
cabeza de los implicados en el drama: detalles de lo que vivió en carne propia
el asesino, de lo que pensaban los policías, algunos otros etarras, y tantos
otros.
Es una mirada a los llamados años de plomo en el País Vasco que toma como punto de
partida el asesinato el 16 de mayo de 1980 de Ceferino Peña a manos de una ETA
que, en un comunicado posterior, describió su muerte como un error. El mundo
sectario y trágico de ETA trataba de normalizar lo que nunca debió ser normal.
Es una novela intensa que nos invita a reflexionar sobre el terrorismo de ETA
y es un homenaje a la gente que ha fallecido, a los olvidados, a los innombrados, a los
testigos silenciosos.
El autor escribe esta novela quizá
porque hay que hablar de las cosas para conseguir reconciliarse con el pasado,
para que éste deje de tener tanto peso y poder así al fin perdonar u olvidar,
aunque no será fácil olvidar a 855 víctimas. Alguien ha recordado cómo Hannah
Arendt nos enseñó que comprenderlo todo no es perdonarlo todo.
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