Notas de cuando lei “El espía inglés” una novela de espías de Daniel Silva, con despliegue de personajes, escenarios, tramas, intrigas, mercenarios y mucha acción. El protagonista vuelve a ser Gabriel Allon y la novela arranca con el asesinato de una princesa británica, amada por su belleza y su labor humanitaria y detestada por su exmarido y su exsuegra, la reina de Inglaterra y todos comenzamos a imaginar a Lady Di, aunque ese no sea el personaje de la novela. El asesino es Eammon Quinn, un terrorista internacional entrenado en Libia e Irán, experto en fabricación de explosivos, que tras su paso por el IRA termina vendiéndose al mejor postor y que es un viejo conocido de Gabriell Allon, el legendario espía israelí experto en arte y es, también, un ser despreciado por Christopher Keller, desertor de las fuerzas de élite del Ejército británico, asesino profesional, amigo de Allon y que conoce de primera mano la mortífera eficacia de Quinn.
El listado de personajes se completa con Katerina, una
agente rusa y con los dos jefes del espionaje británico, Graham Seymour del MI6
y Amanda Wallace del MI5.
El asesinato y la búsqueda del asesino nos llevan a
Rusia, Irán, Israel, EE. UU. y Reino Unido; el autor toca temas como el acuerdo
nuclear con el régimen iraní o la pervivencia de la violencia en el Ulster y la
acción se sitúa en Londres, Lisboa, Irlanda, Viena o Jerusalén.
La novela mantiene al lector enganchado desde sus
primeros pasajes hasta su conclusión.
Como
buena novela de espionaje se plantea una trama clásica del género: perseguir a
un malvado en diferentes escenarios, para evitar que siga cometiendo asesinatos
al amparo de grandes organizaciones o potencias internacionales.
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