Ligero
de equipaje
A partir de
ahora, los escritos de Antonio Machado están libres de derechos de autor al
haberse cumplido 80 años desde su muerte en Colliure.
En
enero de 1939 los bombardeos sobre Barcelona se hacen más intensos y frecuentes
y en “Torre Castañer” el poeta recibe la visita del Decano de Letras de la
Universidad de Barcelona, que le comunica la necesidad de emprender el que
sería su último viaje. A medianoche del 22 de enero llega un coche enviado por
el Dr. Puche Álvarez, al que se suben Antonio, su madre Ana Ruiz, su hermano José
y su mujer Ana Monedero. Las tres hijas de José y Matea (Eulalia, María y
Carmen) son evacuadas a Francia y después a Rusia. Volverán a encontrarse con
sus padres nueve años después en Chile. Antonio Machado compartió el destierro
con aquel medio millón de españoles que cruzaron los Pirineos en el invierno de
1939.
A medio kilómetro de la frontera deben continuar andando. Su hermano José
escribió: “Al pensar ya solo en salvar a las personas, tuvimos que dejar en el
coche, ya para siempre, los equipajes en los que iban los libros y los últimos
papeles del poeta”. Aquel 27 de enero de 1939 se pierde la maleta de Antonio
Machado que nunca se ha recuperado.
En una habitación
del Hotel Bougnol – Quintana, pasó los últimos días Antonio Machado. La Asociación Francesa de Escritores le hace llegar, a través de Bergamín,
una propuesta de alojamiento se supone que en París. El 9 de febrero, Antonio
dicta a su hermano la respuesta declinando la invitación.
Para revivir los últimos días de Antonio Machado,
hay que recordar los testimonios del filósofo Joaquín Xirau: “Sólo sabemos que se nos fue por una senda clara” y “Últimas soledades del poeta Antonio Machado”, anotaciones de su hermano
José escritas en Chile en 1940: “Antonio fue en todo momento un hombre
esencialmente bueno y humano”.
Cuando el 22 de
febrero de 1939 fallece, Antonio Machado tenía 63 años. Su madre muere el 25 de
ese mismo mes. “Solo la tierra en que se muere es nuestra”. Horas antes de
morir llegaba una carta de la Universidad de Cambridge ofreciéndole un puesto
de lector de español.
Su hermano José
Machado encontró en el bolsillo de su gabán, un arrugado trozo de papel donde el
poeta escribió su último verso: “Estos días azules y este sol de la infancia”.
(Publicado 06.02.20 en El Diario Montañés)
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