EL
INDEPENDENTISMO RETROCEDE EN QUEBEC
(Publicado en El Diario Montañés el
13.02.19)
Quebec fue el
referente del Plan Ibarretxe de 2004 y ha formado parte de las ensoñaciones del
soberanismo catalán antes de descubrir Eslovenia. Lo que sucedía en Canadá
interesaba en España, porque tenemos un problema complejo de articulación
territorial y de lealtad en el marco de nuestras instituciones
constitucionales.
En las
elecciones de octubre de 2018 en Quebec, el partido Coalition Avenir Québec, con
el lema “Un Quebec fuerte dentro de Canadá”, obtenía el 37,4% de los votos y 74
de los 125 escaños de la Asamblea Nacional de Quebec. Terminaba con la
hegemonía del Partido Liberal y asestaba un duro golpe al soberanismo. Coalition
Avenir Québec es un partido creado en 2011 y liderado por François Legault,
ligado anteriormente al soberanista Parti Qubéquois. Legault, un empresario
nacionalista contrario a la secesión, intentaba abrir un espacio entre el
federalismo del Partido Liberal de Quebec, el soberanismo del Parti Qubéquois y
el izquierdismo del Quebec Solidaire.
En esas
elecciones de 2018, el Partido Liberal de Quebec, con el 24,8% de los votos
obtenía 32 escaños y los soberanistas del Quebec Solidaire y del Parti
Qubéquois obtenían un 17% y un 16% de los votos y 10 y 9 escaños. Era el peor
resultado del Parti Qubéquois desde su creación en 1968 por René Lévesque,
Primer Ministro de Quebec entre 1976 y 1985. El Parti Qubéquois, con la
denominación Bloc Qubéquois, obtuvo en 2015 en el Parlamento federal de Otawa
10 escaños, frente a los 50 que tuvo entre 1993 y 2011.
Los analistas
destacaron que en esas elecciones desde que el soberanista Parti Qubéquois ganó
las elecciones en 1976, el estatuto de Quebec dentro de Canadá no fue el objeto
fundamental de la campaña electoral. Otros temas ocuparon el debate: la
sanidad, las infraestructuras, el empleo y en un discurso identitario se coló
el tema antiinmigración. Coalition Avenir Québec proponía rebajar la cuota de inmigrantes
legales que Quebec puede acoger anualmente.
El tema
“nacional” se posponía para un futuro no concretizado. El resto de los
canadienses se sintieron aliviados con la campaña y con los resultados
electorales. Las políticas descentralizadoras de Otawa y el apoyo a la cultura
francófonas (el 80% de la población de Quebec es francófona) han hecho
disminuir el apoyo a la secesión.
Quedaban atrás
las tensiones de los dos referendos de 1980 y 1995, que generaron una crisis
constitucional en Canadá. La pregunta es si se ha cerrado en Canadá el ciclo de
inestabilidad constitucional iniciado en los sesenta del pasado siglo con la
llamada “revolución tranquila de Quebec”, cuando un potente desarrollo económico
y cultural propició un nacionalismo de corte progresista y modernizador. Ante
esa pregunta hay que ser cautos, porque los secesionistas Quebec Solidaire y el
Parti Qubéquois, aglutinan algo más del 30% del electorado y Coalition Avenir Québec suma el 37% y su
lealtad federal mantiene algunas ambigüedades.
Canadá y España
son países diferentes por su proceso formativo como Estados, por su dimensión geográfica, porque en Canadá
coexisten dos lenguas que son idiomas de uso internacional, mientras en España
hay una lengua oficial de carácter internacional que convive con otras tres en
ámbitos geográficos concretos. La composición demográfica es muy diferente en
ambos países, y en España hemos debido digerir, no sin dificultades, una guerra
civil y una larga dictadura, algo que no ha perturbado a los canadienses. Ampos
países son democracias consolidadas con un problema territorial en comunidades
que mantienen impulsos secesionistas.
En ambos Estados
no es posible aplicar el Derecho Internacional y la doctrina de la
autodeterminación, porque ni Quebec, ni Cataluña, ni el País Vasco son colonias
de Canadá y España y tampoco son territorios donde exista una grave vulneración
de derechos y libertades.
Hay una cierta
similitud en el sistema de partidos políticos. Los conservadores, que en las
últimas elecciones federales en Canadá fueron el 2º partido más votado con el
32% de los votos y 99 escaños, tienen una escasa presencia en Quebec, como le
ocurre al Partido Popular español en Cataluña; mientras que el Partido Liberal
de Canadá al que pertenece el primer ministro Justin Trudeau y que ganó las
últimas elecciones federales, tiene en Quebec un partido federado, el Partido
Liberal de Quebec, con una fórmula similar a la del PSOE y el PSC en España.
En 1996 se solicitó a la
Corte Suprema de Canadá un dictamen sobre las condiciones para celebrar un posible
referéndum de independencia. El dictamen concluyó que Quebec no tiene un
derecho a la secesión, aunque pueda entablar negociaciones con la Federación
para separarse después de celebrar un referéndum con un pregunta clara y con
exigencias de porcentajes altos en la participación y los resultados. Las
negociaciones no deben concluir necesariamente con la secesión. En las
consultas unilaterales y no vinculantes de 1980 y 1995 no existió una pregunta
clara y el resultado fue favorable a que Quebec se mantuviera en el Estado
Federal de Canadá. La doctrina de la Corte Suprema de Canadá se plasmó en la
Ley de Claridad de 2000, que no nació para facilitar referendos sino para
dificultarlos y explicitar el largo y complejo proceso de la hipótesis de una
ruptura pactada. Resulta raro aceptar que se celebre un referéndum para
autoproclamarse extranjeros y renunciar al principio republicano de la indivisibilidad
territorial.
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