ELECCIONES
GENERALES 2019
Ayer pensábamos quien ganaría las
elecciones y hoy, al conocer los resultados electorales, comenzamos a pensar
quién gobernará y, especialmente, cómo lo hará. Alguien ha comenzado a acuñar
la frase de los próximos tiempos: Sánchez gobernará una España fragmentada.
Lo electores han dicho quién ha ganado
las elecciones y que quieren una legislatura con acuerdos y no con bloqueos
inútiles. No hemos construido en España una experiencia de acuerdos básicos en
la gobernabilidad del país. Practicamos esa experiencia en la Transición, pero
fue algo que no consolidamos.
En una democracia parlamentaria como la
nuestra, será Presidente del Gobierno quien más apoyos reciba en el Congreso
después del debate de investidura.
La crisis provocada por el secesionismo
catalán y los problemas vinculados a la política territorial, no favorecen a la
izquierda. Hay mucho votante en el entorno del PSOE que rechaza jugar en este
terreno pantanoso, porque, además, el discurso conservador de brocha gorda ha
intentado arrinconar al PSOE, tildándole de maniobrar en su beneficio
negociando con el nacionalismo y el independentismo, como si nunca nadie hubiera
negociado con el nacionalismo catalán o el vasco.
El voto socialdemócrata reaccionó y se
movilizó ante la posibilidad de que las derechas sumaran apoyos suficientes en
el debate de investidura.
El Partido Popular ya no monopoliza el
voto conservador. ¿Cómo se planteará el futuro Casado? ¿Hubiera tenido el mismo
resultado electoral Soraya Sáenz de Santamaría?
Reconocer como aceptable el discurso
involucionista e histriónico de la extrema derecha, ha dificultado retener el
voto conservador en el histórico paraguas del PP como había venido ocurriendo
hasta ahora.
Si Podemos fue producto de la crisis
económica, la antipolítica patriotera de VOX ha llegado por la crisis
constitucional en Cataluña.
Ciudadanos se ha manifestado más
nervioso y dubitativo que nunca y mientras intentaba proclamarse liberal y
reformista, no tenía problema en fotografiarse con la extrema derecha en la
Plaza de Colón y aceptaba sus apoyos para mantener la coalición de gobierno en
Andalucía. Sus resultados son buenos, pero no es hegemónico en la derecha, no
ha derrotado al PSOE liderado por Pedro Sánchez y Rivera descartó cualquier
posibilidad de acuerdo con el PSOE.
Los resultados electorales nos han
recordado que el centro político tuvo un papel estratégico en los años del
bipartidismo; ganaba las elecciones quien ocupaba el centro político, y hoy,
quien ocupe el espacio electoral del centro progresista, liderará la política
española en los próximos tiempos.
Y otro recuerdo que nos han traído esos
resultados es que no se puede gobernar España sin tener en cuenta el voto
nacionalista; siempre ha sido así. Como tampoco se puede gobernar con cesiones
inasumibles para una mayoría social.
(Escribí este comentario al finalizar el escrutinio y se publicó hoy 29 de abril en El Diario Montañés)
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